Prologo

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Era ya de noche, y en un bosque dos sombras pasaron rápidamente perseguidas por un montón de estas. Estas dos sombras eran una pantera y un águila. Y muchos animales los perseguían.

La pantera y el águila se movían lo más rápido posible para que los demás no los alcanzaran, la pantera tenía algo colgando en el hocico mientras que el águila solo volaba por encima de esta.

Para su mala suerte se tuvieron que detener cuando un abismo se encontraba delante de ellos, ya no podían escapar, los tenían rodeados.

La pantera y el águila se voltearon a ver a los demás animales. Y en un segundo todos los presentes eran personas. La pantera ahora era una bella mujer cerca de los veinte con una gran cabellera negra y unos ojos ámbar muy brillos. Vestía normal, un pantalón de mezclilla, camisa azul y botas cafés. Ya humana en sus brazos sostenía lo que parecía un bebé envuelto en una cobija y el águila un hombre joven también cerca de los veinte con pelo castaño con las puntas de colores y ojos miel, su vestimenta era llamativa era toda negra con cadenas y tenía muchos piercings en la cara. Los dos con la barbilla en alto decididos y sin miedo.

A su alrededor había dos grupos de personas. Del lado derecho eran personas normales y en sus ojos se veía bondad y tranquilidad mientras que en el lado izquierdo se hallaban personas con miradas frías y duras, pelos extravagantes y la ropa, la mayoría, oscura.

Alguien del grupo de la derecha se acercó y habló.

- Mi señora Siria, no creo que sea buena idea esto, todavía puede volver al trono como antes. Ya haremos algo con el problema -. Dijo una mujer ya mayor pelirroja con voz calmada pero en sus ojos se veía que tenía un poco de miedo de lo que sucedería.

- No es un problema -. Dijo Siria con voz clara y alta.

Esta vez habló alguien del lado izquierdo. Un muchacho con la mitad del pelo rubio rapado

- Marco, ya vámonos. No vale la pena una mujer y un bebé de carga en esta vida-. Dijo despreocupado con las manos en los bolsillos.

- No son una carga, son mi familia -. Su voz grave sonaba enojada.

- Si no quieren esto por las buenas será por las malas -. Dijo otra vez el rapado acercándose a la pareja con los ojos brillando y zarpas saliendo de sus manos.

- No tenemos otra opción -. La señora de antes dijo afirmando lo que había dicho el otro.

Los dos grupos se fueron acercando cada vez más hacia ellos.

- Esto no es natural -.

- Nunca podrán ser familia -.

- Son distintas especies -.

- Entreguen al bebé -.

- ¿Qué haremos sin el jefe y la jefa de las manadas? -.

Muchas voces se alzaron a la vez.

Siria y Marco se agarrón de las manos retrocediendo con cada paso que los otros se acercaban más.

- Desafortunadamente -. Dijo de repente Siria. - No hay tal bebé -. Mostrándoles que en el bulto con la cobija no había nada. Diciendo esto Siria y Marco se abrazaron y saltaron al abismo perdiéndose en la oscuridad.

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