21# -Gordito-

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°OneShot
Extensión = 784 palabras.
Advertencia: ninguna.
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–Creo... creo que deberíamos parar Hobi...– decía el menor entrecortado mientras los labios de su mayor se perdían en su cuello.

Tae gruñó cuando sintió su piel ser mordida y tomando a su mayor de la cintura lo separó de él. Hoseok le observó entre confundido y molesto; Dios, cuanto deseaba que su gordito lo tomara en ese mismo momento.

–¿Por qué Tae?– hizo un puchero y se subió a horcajadas de su menor enrollando sus brazos alrededor de este y acariciando su cabello.

–Hyung... y-yo... yo no creo que quiera hacer esto conmigo...– murmuró Kim sonrojado, viendo hacia otro lado y sintiendo su corazón apretujarse.

–¿Qué? ¿Por qué?– preguntó frunciendo él ceño.

Tae se mantuvo en silenció por varios segundos hasta que soltó un pesado suspiró y decidió terminar todo.
Pues aún creía que su mayor merecía algo mejor, alguien que no estuviera con más grasa de lo que su cuerpo necesita y debe tener, alguien de buen cuerpo, de belleza igual a la de su mayor. Él lo único que tenía eran llantas, grasa, granitos -pero no acné en todo el rostro-, brillo por el sudor y demás cosas desagradables. Cielos, de solo pensar en él mismo le daba asco.

–Hoseok hyung...– levantó la mirada y se topó con los orbes que tanto amaba– nosotros no... no debemos continuar con esto...– y las palabras calaron como frío hielo en los huesos de Seok.

Su corazón dolió y más que tristeza, comenzó a sentir como la sangre comenzaba a hervir en furia. Se bajó del castaño y comenzó a caminar en círculos tratando de tranquilizarse.

–¿Crees que te voy a dejar ir Kim Taehyung?– cuestionó el mayor observandolo incrédulo– ¿crees qué me importa todo lo que dicen los imbéciles esos?

–Pero Hobi...

–¡Ni una mierda Kim! ¿En serio lo tengo que decir en lo alto? ¡¿Tengo que gritar a los cuatro putos vientos que te amo, que quiero que me hagas tuyo, que anhelo pasar el resto de mis días contigo?!– grito enfurecido, sintiendo como las lágrimas corrían por sus mejillas.

Se desplomó sobre el suelo alfombrado del apartamento de Taehyung, tapó su sonrojado y deplorable rostro entre sus manos, los sollozos se le escapaban sin poder evitarlo.
Dolía. Dolía mucho.

El castaño estaba sorprendido, se dio cuenta del error que estaba cometiendo; estaba poniéndole más asunto a los comentarios, chismes, rumores de la universidad que a su precioso y adorado novio. Se estaba dejando vencer por las malas lenguas. Le estaba causando un gran daño a la persona que más amaba.

–Seokkie...– se acercó a él y se arrodilló a la par tomándolo entre sus brazos. El peli-negro siguió llorando, aferrándose a su gordito.

–¿Qué... qué debo ha-hacer para que entiendas que yo... que yo te amo demasiado?...– preguntó el mayor separándose del castaño. El corazón se le encogió al ver tan roto a su bebé.

–Nada mi amor. Por favor perdóname... he sido tan idiota– acarició los cabellos oscuros del contrario– me deje llevar por todo lo que decían de nosotros... pensé que estarías mejor con alguien más guapo, delgado y alto que yo– Tae bajo la cabeza avergonzado.

–Eres un estúpido. Desde el primer momento en que me declaré contigo te dije que no importaba que fueras alto, bajo, moreno, de piel clara, de cabello largo o corto... jamás me importó lo gordito que eres, Tae. Tendrías que saber que así me encantas...– suspiró el mayor.

Kim al escucharlo levantó la mirada y se acercó a los labios rosaditos de este, quería besarlos, saborearlos como tantas veces había hecho.

–Te amo– susurro sobre los labios de Hoseok quien se sorprendió, pero no evitó el sonreír y sonrojarse más.

–También te amo...– y con la declaración hecha, ambos procedieron a sellar sus palabras con un beso.

Al principio fue lento, suave; Tae teniendo todo el cuidado y la dulzura del mundo, haciendo suspirar a su pareja. Pero al pasar de los minutos, la jugarreta entre el par de belfos se volvió más intensa, más caliente y profunda, incluyendo lenguas y gemidos ahogados.

–¿Está... Está vez si me harás el amor?– interrogó sintiendo como las manos de Tae bajaban hasta su trasero y lo apretaban con algo de fuerza.

–Las veces que quieras y me pidas, bebé...– murmuró el castaño tomando entre sus dientes el labio inferior de Jung.

–Ah... de esa habitación no salimos hasta mañana... mi gordito– sentenció el mayor con los ojos brillosos y el cuerpo ardiendole en deseo.

Taehyung sonrió de lado y ambos se encerraron en el cuarto del menor para hacer el amor.

Ahora Kim comprendía que ser gordito no importaba, no mientras su Hobi estuviera a su lado amándolo y cuidándolo.

|F|i|n.

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