Como una vela, con la mecha a punto de apagarse; con ese hilo de humo que indica que dentro de muy poco ya no existirá llama, que de un momento a otro se desvanecerá la tenue luz que quedaba.
Como cuando sumerges todo tu cuerpo bajo la superficie del agua que llena la bañera; se te agota el aire, y por un momento, entre todo ese silencio, entre esos brazos que te envuelven el cuerpo, inexplixablemente sientes paz.
Coge un vaso, tíralo al suelo e intenta pegarlo. Quizás no sepas cómo encajar bien las piezas, quizás falten trocitos de cristal, quizás los trozos que tienes están muy afilados y chocan unos contra otros. A veces me siento como un vaso de cristal roto. Hay tantas cosas que no encajan, que enquistan el alma, que afilan y cortan; pero claro, qué clase de vaso que aún no lo han estallado contra el suelo en mil pedazos puede entender que ya no pegas ni con cola.
A veces pienso que sería mucho más fácil tirar el vaso.
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A(Marte).
RomanceNo, esto no es un libro sobre astronomía; a menos que sus lunares sean considerados planetas. Tampoco es un libro sobre amor, aunque me gustaría decir que lo que mi cabeza me dicta es una verdad absoluta. Jamás diré que lo que yo sienta sea una...