Capítulo III: Mi Pasado

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-Sigo sin entender por qué yo, un demonio, fui elegida para ser un Dios de la Oscuridad. Los caprichos del universo. Todavía me acuerdo de los días con mi familia-

Annie poco a poco empezó a recordar cada detalle de su vida pasada en el Mundo-Oscuro.

Desde el día que nací tuve muchos privilegios como heredera del trono del reino que pertenencia. A partir que tengo recuerdo me vienen a la mente largas cenas en el salón de los escudos, ahí veo a mis padres atendiendo múltiples invitados de todas clases y razas, y a mi espiando debajo de los manteles con mi dragón de rojo pelaje nombrado por mi madre, Salamander. Noches de carnavales con música, vino, abundantes banquetes a luz de la aurora boreal. Sobre todos adoro cuando montábamos Hipo-grifos en carreras que invariablemente mis padres me dejaban ganar.

En otras palabras, fui feliz, hasta aquel día inevitable. E encontraba en la sala del trono jugando con Salamander y mis padres atendiendo a su ultimo invitado, un viejo amigo la familia, yo me escondí entre los pies de mi madre cuando la puerta fue derivada por el cadáver de uno de los guardias reales, seguido de este entra un señor de aspecto macabro y tenebroso que muy confiado establece una conversación con el Rey.

-Cuanto tiempo sin verte, querido Alfred-

- ¡Fredderic! ¿Qué haces aquí? ¿Quién te ha dado el permiso de entrar? – Gritaba mi padre sin escrúpulos

- ¿Así es como tratas a tu propio hermano?

-Dejasteis de ser mi hermano hace mucho, cuando mataste a nuestra madre. Annie huye de aquí lo más rápido posible

Yo no quería hacerlo, abandonar a mi propia familia a merced de ese criminal, hasta en ese momento no había oído hablar de un tío, mucho menos que fuera un asesino ¿Por qué lo había hecho en aquel momento? ¿Qué lo hizo regresar ahora? ¿Cuáles serían sus malvadas intensiones?  Faltaría mucho tiempo para encontrar respuestas a todas mis interrogantes. Mi única alternativa fue huir con el corazón partido al ver la espada empuñada por su propio hermano atravesar el vientre de mi padre.

Las patas de mi amigo alado me sujetaron por los hombros alejándome de todo peligro, yo no dejaba de llorar y gritar para que me llevara de vuelta al castillo. No sabía dónde estaba, pero de algo estaba segura, a mi hogar no podía volver nunca más.

Después de muchos días caminando sin rumbo fijo ya no recuerdo como, me llegaron noticias del reino, se me acusaba del homicidio de mis padres y la recompensa por mi cabeza era muchísima. A partir de eso momento supe que tenía que esconderme.

Nos encontramos cansados y sin fuerzas ninguna, creí que ya era mi hora de morir cundo vi aquel ángel en el callejón. Estaba equivocada, no sabía su propósito, pero lo iba a descubrir muy pronto.

-Eres Annie, ¿no? –Me pregunto aquel infante.

Asentí con la cabeza, pues mi asombro no me permitía hablar, entonces el me trasmitió su mensaje.

-Hija de demonios, has sido una de los elegidos por ser considerada una criatura de gran pureza destinada a proteger el mundo. A partir de hoy ocuparas el cargo de Diosa de la Oscuridad-

Me desperté en chock con lágrimas en os ojos…

Annie the goddess of the calamity (Borrador) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora