Dudé en abrir, pensaba que probablemente había venido a darme la golpiza que no me dio en su casa. Yoongi siempre fue así de violento.
En ese instante desconfiaba hasta de la alfombra que estaba pisando, e incluso titubeaba cuando dirigía mi mano a la cerradura. Me acercaba a la puerta, me alejaba, abría la boca para decir algo, pero me retractaba, peinaba mi cabello hacia atrás como si ello sirviera de algo, caminaba en círculos.
Era un caos.
-¿Me dejarás aquí parado? —Preguntó el pálido de la nada, sacio de esperar ahí parado sin obtener ninguna respuesta de mi parte.
Solté un pequeño salto al oír de repente su carrasposa y adormilada voz. El pánico me había hecho olvidar que Yoongi yacía hace rato detrás de la puerta, pensé en lo avergonzante que era justo ahora mi estado frente al suyo. Y fue cuando me di cuenta que lo mejor era combatir fuego con fuego.
-¿Qué quieres? —Dije al fin, intentando imitarlo de la mejor forma.
Como respuesta solo se escuchó un gran silencio del otro lado. Un silencio tan grande que no podría cortarse ni con la espada más filosa existente.
-Nada. —Logró oírse finalmente.
Su voz me hizo sentir culpable de repente, como si yo fuese el villano de la película. Yoongi engañaba a cualquiera con su rudez, pero mejor que nadie sabía lo sensible que era.
Sin siquiera dejarme reaccionar, pasos se escucharon, y supe que simplemente había decidido volver a casa. Tomé sin pensar el cerrojo, arrastrando la alfombra junto con la puerta, y al observarlo alejarse por la acera, tomé su muñeca con fuerza.
-Espera... —Volteo a verme de una forma de la que jamás lo hizo. Por primera vez sus cejas no estaban arrugadas, es más, sus ojos se veían suaves cual terciopelo. Resopló y de un tirón se liberó, para seguidamente continuar su camino.
Pero como solía hacer siempre, insistí.
A pesar del grave error que provocó mi idea de tratarlo como el a mí, tuve la inoportuna actitud de continuar experimentando. Embrosque su suéter con la mayor fuerza que tuve, e intente arrastrarlo. Se negaba de todas las formas posibles, intentaba frenar con sus pies, me gritaba, e incluso parecía que me golpearía en cualquier momento. Pero como pude, conseguí meter al salvaje león a la jaula, cerrando la puerta de la mejor forma que conseguí hacerlo.
-¿Qué demonios crees que haces? ¡Abre la puert...
-Quédate...Yoongi. —Sus gritos se detuvieron de pronto, al igual que la forma tan desesperante en la que su cuerpo se dirigía de un lado a otro. La forma tan fija con la que me observaba hizo que me diera cuenta de que había hablado de más— ¿Por qué te cuesta tanto?
Su cuerpo entró en un estado de elipsis total, las órbitas de sus ojos parecían un mar de parálisis, su respirar pareció alarmarse de repente. Tragué saliva mientras relamía mis labios con cautela, de forma rápida, motivandolo a decir al menos una mísera palabra.
-No. —Fuego con fuego.
-¿Por qué? —Intenté plantearle, pero su estado solo pareció volverse menos tranquilo que antes, apretaba sus labios y sus puños, mientras me clavaba los ojos en la cara.
-Porque no siento lo mismo que tu... Jimin. —Declaró de una forma algo tosca pero firme, mirándome directo a los ojos. Tensando su rostro en agonía, como si sus palabras se tratasen de un error ortográfico en el poema de un perfeccionista.
Tiré mi mirada al suelo de la forma más disimulada que pude.
Algo se había quebrado en mí. Lo que fue absurdo, porque muy bien sabía que Yoongi no sentía nada, absolutamente nada parecido a lo que yo sentía por él. Si, lo sabía, no era novedad. Pero que me lo hubiera dicho justo a los ojos, cara a cara, frente a frente... Fue como haber pateado un débil castillo de arena, y de alguna forma solo convertirlo en un rastro. Pero delante de todo el diluvio, estaba el simple y avergonzante hecho de que...
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I like you, Min Yoongi [Yoomin]©
عاطفية-Sabía muy bien que si Yoongi se enteraba de mis sentimientos, no haría más que sacarme de su vida. • Historia corta. Diez capítulos. • No se aceptan copias ni adaptaciones. • Drama/Humor. © AndreaKimchi