Una campana sonó por todo el local que indicaba que alguien había entrado en la peluquería mas próxima a la salida de Atlanta.
– Nunca me habría imaginado teñirme de este color –dije al mismo tiempo que me miraba a través del espejo mientras tocaba mi cabello recién cuidado– Es algo... –me observé con más atención expresando bastante desacuerdo a mi parecer– ¿Extraño? –comenté bastante indecisa a medida que movía mi cabello aventándolo hacia todos lados, aunque sin exagerar–.
– Oh, vamos –dijo la peluquera con cierto reproche en su tono de voz– ¡Si te queda fenomenal! -exclamó expresivamente emocionada– ¿Verdad que sí? –le preguntó a Gian, quien era el único que estaba de pie y apoyado a una columna cerca de nuestro puesto–.
– Eh... Sí, no le queda mal -encogió sus hombros mostrando su indiferencia en ese tema, o en todos, para ser exactos–.
– No suenas muy convencido, eh –le respondió la peluquera acompañada de una mirada con cierta molestia–.
– Desde que la conozco solo la he visto el mismo color que llevaba antes, aun no me he habituado a ello –dijo Gian con el mismo pasotismo pero algo mas centrado en la conversación– Pero no puedo negar que le queda bien.
Un silencio incomodo apareció de repente, a pesar de que la peluquería estuviera llena. Mi vista estaba en la de él, la cual estaba fija en mi. En aquel momento me volví a sentir incomoda y para romper todo este silencio decidí carraspear mi garganta y fijarme en la peluquera, la cual estaba a mi lado.
– ¿Y esto suele tardar mucho? –pasé mi mano por las puntas recién lavadas y secadas, que estaban bastante suaves, y miré con esperanza a la mujer–.
– Normalmente el permanente dura un mes o incluso un poco mas pero ese que te he puesto dura una semana mas o menos, depende de cuantas duchas diarias te pegues –explicó con determinación y seguridad en sus palabras– Incluso si no estas conforme con él te lo puedes quitar lavándote el pelo con este producto –agarró un bote azul turquesa con lineas lilas y verdes que estaba al lado del tinte– Es un champú borrador de color WashOut –recitó leyendo lo que ponía en el envoltorio- ¿Lo quieres? –me dirigió la mirada expectante, supuse que quería que dijera que si–.
– Em... No, no hará falta, gracias –hice una sonrisa que parecía mas una mueca que nada–.
– ¿Cuanto cuesta esto? –preguntó Gian, acercándose a la caja mientras sacaba su cartera del bolsillo–.
– $19 –respondió la peluquera a medida que se acercaba al mostrador– ¿Y eso que se lo pagas a ella? ¿Es tu novia o algo? –levantó bastante expresivamente la ceja mientras pulsaba las teclas de la caja registradora–.
– ¡No! –gritamos a la vez con plena repulsión– Prefiero besar una rana antes que salir con este –comenté entretanto recogía mis cosas que estaban inmobles en el suelo, al lado de mi pierna, y me acercaba a ellos colocando las dos bolsas que llevaba desde un principio en mis hombros–.
– ¿Entonces? –levantó la mirada, alternando su vista repetidas veces hacia nosotros con total confusión–.
– Perdió una apuesta –sacó una sonrisa burlona fijándose en mi de reojo–.
– ¿Y tu se lo pagas? –la mujer elevó las cejas con mucha mas confusión, pues era verdad: no tenía ningún sentido–.
– No traigo dinero –hice una mueca de pena mientras subía un poco el agarre de los bolsos–.
– Ahora tiene mas sentido –la dependienta soltó una risa limpia y volvió a su trabajo–.
– Sí –sonreí forzosamente mientras echaba una mirada rápida a Gian, pues quería que viera mi incomodidad en ese momento–.
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Ciudad de Máscaras
Acción¿Que harías si te sintieras inútil por no poder ayudar en el caso de tu padre el desaparecido? La respuesta de Morgan en estos momentos sería: escapar. A Morgan se le presenta la oportunidad de encontrar a su padre por su cuenta sin saber lo que le...