Capítulo 16

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La luz de luna, esa hermosa luz blanca que se abría paso en medio de la oscuridad iluminaba los ojos de la pintura, al hacerlo, la pintura proyectaba una línea de luz que conectaba con un extraño libro. "Biblioteca de Alejandría".

Ese extraño juego de espejos en la pintura y en el librero del estudio me sorprendió, fui por el libro y al tomarlo me di cuenta que no hablaba de la histórica biblioteca de Alejandría, sino que era la biblioteca personal de Emilio Sinclair en Alejandría.

Lo abrí y en su interior había una serie de códigos alfabéticos conectados a un número específico.

En la casa de Alejandría, la biblioteca era por demás extraña, solo el mismo Emilio era capaz de encontrar los libros que buscaba. En su sistema no había oportunidad de tomar los libros por si mismo, solo debías insertar el código alfabético y su código numérico. Así pues, la máquina te daba el libro que necesitabas en el escritorio.

Solo así podías acceder a esa biblioteca, debía haber algún orden específico, algo que sirviera para conocer la lógica de ese sistema.

Caleb seguía hipnotizado por la pintura, cuando me puse enfrente de él, se interrumpió el as de luz y eso bastó para sacarlo del trance, me miró y me dijo tenemos que ir a Alejandría ahí está Ian.

Esa misma noche partimos a Alejandría para poder buscar a Ian. Llegamos en cuestión de horas, cuando entré vi que la casa estaba completamente vacía, la familia que había servido de fachada ya no estaba.
En la entrada encontramos una nota.

Me encanta! Me encanta! el juego del gato y el ratón. Vamos a pelear hasta el final, vamos a destrozar nos hasta que ya no quede nada más. Emilio les dio el regalo eterno de la felicidad y yo les di el justo precio que debían pagar por ella.

atte: DK

La carta tenía tres manchas de sangre... Diego había asesinado a la familia, la biblioteca estaba resguardada detrás de la cocina. Solo se puede acceder ahí cuando se sabe que buscar.

Entramos y accioné el pasadizo secreto de la cocina. Sólo bastaba poner la temperatura del horno a 476 grados, curiosamente esa es la fecha en que el imperio romano cayó.

El acceso se abría desde atrás del refrigerador, ahí iniciaba el recorrido con unas escaleras que llevan a abajo.

Después de unos metros, la escalera se terminó y nos llevó por un pasillo largo, caminamos un poco mas entre la tintineante luz y al fin llegamos a la entrada de la mística biblioteca de Emilio Sinclair en Alejandría.

Ya había estado ahí, pero para Caleb era algo nuevo. Al inicio Caleb dudó y me dijo que era una trampa que esa no podía ser la biblioteca.

No lo culpo, la verdad es que en efecto parecía ser un bunker y no una biblioteca. enfrente de nosotros estaba la puerta de metal.

Caleb dijo: no hay cerradura ¿Cómo vamos a entrar?

Puse mi mano derecha sobre la puerta y una luz azul la escaneaba, se escuchó como se liberaron los seguros y la voz digital de Emilio Sinclair se escuchó.

Bienvenido Aristóteles!

Busca lo que puedas encontrar. Quita lo que sobra y busca su escencia.

Detrás de mi entró Caleb y la voz lo saludó

Bienvenido Caleb Sinclair, bienvenido hijo!

Caleb endureció su rostro pero sus ojos le traicionaban. una lágrima salió de ellos para después dibujar una sonrisa. La voz artificial de su padre había removido recuerdos del que en algún momento fue su héroe.

Aristóteles: La Extraña Vida De Un AdolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora