Capítulo 3: Te extrañé

38 0 0
                                    

TERESA

¿Cómo logró entrar...? Lo recuerdo tan rápido como me lo pregunto.

"-Dios, que frío..."

La ventana...

Miro la ventana y efectivamente la había dejado abierta, mierda que tonta.

Coloco la pizza a un lado sobre mi mesita de noche temblando, tomo el bate que hay en la pared colgando para posicionarme frente a él y mirarlo amenazante.

Un poco extremo, lo sé, pero antes segura que lamentarme.

- ¿Qué haces aquí? - Es lo único que logro decir después de recuperar el ritmo de mis latidos tratando de sonar fuerte. Lo veo pararse de la cama. Ah no mierda ya valí. ¿Han visto cómo se ve un chihuahua ladrándole a un pitbull? Así mismo me veo yo en este momento. Aun así no me rendiré. - Si te acercas te voy a meter tan fuerte que vas a ver a Dios y todos los Santos.

Con las manos al aire camina hacia mí con lentitud mientras yo retrocedo. Por un segundo pienso en bajar la guardia pero niego y me preparo para lanzarle con el bate. De un segundo a otro se mueve y me toma por los brazos fuerte para no moverme pero para mi sorpresa no me lastima.

- ¡Suéltame o grito! - me remeneo en sus brazos tratando de soltarme mientras trato de alcanzarlo con el bate pero no le llego.

- Si te calmas te suelto. Baja el bate, no estoy aquí para atacarte, ni te voy a violar. - Sus palabras me calman un poco, solo un poco. Me dejo de mover y bajo el bate. - Ahora dame el bate - Le lanzo una mirada de desaprobación. - Solo para ponerlo en su lugar, no tengo ni la más minima intención de hacerte daño; al contrario.

- Si me sueltas no te bateo, ¿te parece? - Sonrío inocentemente y el suspira en protesta. - Si no te parece te sales ahorita de mi cuarto porque voy a gritar. No debería preocuparte que tenga un bate si no me vas a atacar, ¿o si? - Lo piensa y me suelta. 

- Supongo que no. - Dice mientras se aleja y revuelve su cabello.

Esta desordenado y si no me equivoco... ¿Mojado? Miro a la ventana y noto que afuera esta lloviendo. Debió comenzar a llover cuando bajé a hacerme la pizza. Bueno que le pase, por acosador.

- ¿Quién eres? - pregunto al no recibir respuesta a mi pregunta anterior. Sonríe como si le pareciera divertido el hecho de que yo esté preguntando eso. Se gira hacia mí para mirarme.

Sus ojos son preciosos. ¿Así se ven los míos? Es una mezcla hermosa de colores rojos y naranjas que jamás había notado, aún cuando son idénticos a los míos, como si fuera un hermano perdido. Pero, ¿por qué?

- Parece que de verdad no tienes idea de quién soy... - bufa y camina un poco.- Te has adaptado muy bien a este lugar. - parece pensar lo que esta diciendo con cuidado mientras mira mi cuarto y mis cosas.

Obvio no lo conozco. ¿Adaptarme a este lugar? ¿Acaso viene de una familia rica o qué? Bastante bien que me la he pasado con mi posición económica, no me ha faltado nada.

- No me llamo Diana. Soy Teresa. ¿A qué viniste? - hasta yo me sorprendo por mi tono pero no me arrepiento. Mantengo mi frente en alto.

- Cierto casi lo olvido. - se burla de sí mismo.

Creo que no podré dormir esta noche sin recordar sus ojos.

Teresa, o lo odias o lo admiras, una de dos. Te conviene más la primera.

- Soy Nicholás. - hace una pausa - Recuerdas? Tu compañero.

Guat?

- ¿Compañero? Te hubiera reconocido si estuviéramos en la misma escuela. - el ríe y me mira con cara de ¿es enserio? y no lo culpo, la verdad es que no sabía de lo que estaba hablando.

- No me refiero a compañero de la escuela.

- ¿Entonces? - se sienta sobre la cama y me mira desde allí.

- Tendré que contarte otro día con calma. Pensé que me reconocerías. - suspira haciendo una pausa - Ahora es tarde y tú deberías descansar, creo que he hablado de más. No pensé que hubieras olvidado todo. - Se levanta y camina hacia la ventana.

¿Olvidar todo?

- Pienso lo mismo. - me levanto de la misma manera y camino con él como colita de gato.

- Volveré mañana, asegúrate de dejar la ventana abierta y levantarte temprano.

Y este dándome órdenes, ¿qué se cree? Tampoco pienso levantarme temprano un sábado.

- Y si se puede saber, ¿por qué tienes que volver? No puedes seguir entrando a mi cuarto cuando te dé la gana. La dueña de la casa es una señora especializada en Taekwondo y si ve a un extraño entrar no creo que lo piense dos veces antes de atacar. - él niega. - En serio... Si tienes más asuntos que hablar conmigo al menos vamos a otro lugar, talvez un café o yo qué sé pero es raro e incómodo que un hombre que no conozco entre a mi cuarto, aun más si es por la ventana.

- Está bien. - se detiene para acercarse a mí, veo indesición en su rostro pero continúa. Inconscientemente me alejo.- No. - murmura mirándome a los ojos. - Por favor no te alejes. - Con delicadeza me toma de la cintura, el calor de sus manos sobre mí se siente extrañamente bien. Me meneo un poco incomoda y con miedo. Tira de mí hacia a él con una suavidad dolorosa haciendo que se me escape un pequeño jadeo de sorpresa y suelte el bate. Coloco ambas manos en su pecho para mantener distancia pero él luego une nuestras frentes y cierra los ojos. No me queda nada mas que examinar su rostro buscando respuestas a su comportamiento.

Es raro, dejarme tocar así por este chico. Debo admitir que desde que lo vi en mi cama sentí que no tenía intenciones de hacerme daño, creo que por eso no le mandé con el bate al segundo que se acercó. Por alguna razón siento la necesidad de tenerlo así por un momento, algo crece desde mi espalda hasta mi pecho. Un sentimiento diferente, algo que me hacía añorar este contacto.

-Te extrañé... - murmura casi inaudible y yo solo cierro los ojos para no volverme débil ante su cercanía.

Cuestionar sus palabras y acciones ya se me hace inútil. Nada de lo que ha pasado desde que lo vi por primera vez ha hecho sentido. De un momento a otro tengo miedo, un miedo diferente al que sentí cuando lo vi en la calle.

No sé cómo responder a sus palabras así que solo me mantengo en silencio. Se separa y suspiro en protesta.

- Te veo mañana. - dice casi en susurro una vez separados y asiento.

Se va, bajando por la ventana como en los libros de romance. Desvío la mirada abrazándome de la cintura por donde él había posado sus manos.

Miro el reloj y todo sentimiento cálido que tenía se fue a la verga.

Eran las 7:40 pm.

La fiesta, ¡mierda!

ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ

Ay ay ay...

Nota de autora:

¡Hola mis queridos lectores!

Llega otro capítulo, ¡que emoción! Lo he subido tarde lo sé y me disculpo. El capítulo lo había terminado por la tarde pero el internet del restaurante no me dejaba subirlo. Así que tuve que esperar a llegar a casa para poder subirlo con el internet de mi madre ya que para colmo se me ha quedado el cel en la casa de una amiga y no sé si pueda subir una imagen desde la computadora. :(

Gracias por ser tan pacientes y leer mi historia. :D

Los amo con todo mi heart. ;3

Att: Mileidy

Diana Teresa [Actualizando ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora