Durante toda su vida, Lee Felix siempre había sido alguien vulnerable. Demasiado sensible y blanco fácil para todos. La amabilidad desbordaba por sus poros, y a veces, eso le resultaba tan molesto.
Sumergido en relaciones tóxicas, siempre daba lo mejor de sí para hacerlo funcionar. Siempre era él la persona que mantenía todo vivo.Un día simplemente se cansó. Dejar la terapia se había vuelto su nueva adicción, decidió que si quería que las cosas cambiaran empezaría cambiando él. Así fue como comenzó: un súbito cambio de aspecto. Las personas que alguna vez le habían hecho daño pronto se arrepentirían de todo, Felix haría que se pusieran de rodillas para rogar su perdón.
—No creo que sea necesario que hagas todo esto. —Argumentó Youngjae—. Para mí estás bien tal y como estás. No tienes que cambiar nada. El dinero no compra la felicidad.
—Allí es donde te equivocas, amigo. —Murmuró el australiano. Una sonrisa extendiéndose en sus labios, pero no dulce como solía ser, sino llena de burla—. La felicidad vale lo mismo que una chaqueta Gucci.
Había pasado por tantas cosas malas, todos pensarían que debió haberse convertido en una persona desesperanzada y triste. Pero, ¿quién dijo que no podía volverse despiadado? Ahora se la pasaba en fiestas, gozando de su estabilidad económica. Incluso le había comprado un diamante a cada una de sus perras, solo bastaba con ver su cuello y su jet privado para darse cuenta de cuanto dinero tenía.
Su sonrisa brillaba, todos podían darse cuenta, al igual que su tersa piel. El anillo en su dedo anular aunque no estuviese casado, todos debían mostrarle respeto porque era Lee Felix. Todos lo criticaban y buscaban un punto débil para hacerlo ver vulnerable, pero ya no, no existía más ese pequeño niño que lloraba por todo; ahora no. Solo quedaba el despiadado chico que gozaba de los lujos que el dinero puede darle. ¿Quién dijo que el dinero no puede resolver problemas? Probablemente quién lo dijo no tenía lo suficiente.
—¡Te queda increíble ese color de cabello! —Halagó una chica cuando le vio entrar a aquel bar, acompañado como siempre de sus fieles amigos.
—¡Genial, gracias! ¡Acabo de teñirlo! —Expresó con amabilidad en su voz.
Todos los saludaban. Todos lo adulaban. Había pasado de estar en el último piso para estar en la cima, aunque había pisoteado a varios en el camino pero eso no importaba. Ahora él era el que mandaba, tenía la corona sobre su cabeza. Bebiendo champán de la mejor marca, con una sonrisa enorme y su brillo labial brillando como siempre.
—Quién diría que con unas simples palabras tendrías a Kim Woojin babeando por ti. —Rió el chico a su lado. Aquello era cierto, el amable Woojin ahora se mantenía procurando siempre por su bienestar.
—Siempre he tenido un lema, Yugyeom. —Habló con su característica voz ronca, dejando la copa sobre la pequeña mesa. Sus ojos mirando en dirección a Woojin, quien no se encontraba muy lejos. Para después juguetear con su anillo antes de agregar: —Lo veo, me gusta, lo quiero y lo tengo.
Y no podía estar más acertado. No había dudas, Lee Felix ahora tenía el control de su vida y la manejaría como a él le plazca, ya no más sentimentalismos; pero a pesar de todo había aprendido importantes lecciones.
Pensó que terminaría con Jisung, pero no coincidieron.
Escribió algunas canciones sobre Bangchan, ahora las escucha y se ríe.
Incluso casi se casa y por Minho estaba muy agradecido.
Ojalá pudiera decir "gracias" a Seungmin pues fue un ángel.
Changbin le enseñó a amar. Jeongin le enseñó a ser paciente.
Hyunjin le enseñó el dolor.
Ahora era alguien tan increíble. También amó y perdió, como todos, pero eso no es lo que realmente él ve. Consiguió algo mejor; y desearía decirles a todos los chicos que vieran lo que ellos le enseñaron y por eso, desde ahora Felix dice:
—Gracias, el siguiente.
( •⌄• ू )✧ END.
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THANK U, NEXT. ─FELIX HAREM !
Fanfiction(๑•́ ω •̀๑): ❝¡gracias, el siguiente!❞ 。✿: STRAY KIDS LOVES FELIX. ⌇ SHORTFIC + FLUFF + ANGST! ( •⌄• ू )✧: stray kids lee felix. 。✿: hwangcherry.