Lo último que hice en el campo de batalla fue recolectar los cuerpos de mis compañeros de servicio y el de Yuu, dejándolos en un lugar donde estuvieran fuera del alcance de los nazis, pero seguros para que los franceses los encontraran y devolvieran los restos a sus familiares.
Me despedí una última vez de Yuu y me alejé todo lo que pude hasta el sur de Francia donde pasé ilegalmente la frontera a españa y luego a portugal, huyendo de la guerra, del ejército francés que me buscaba por desertor. Huía de todo, hasta de mis sentimientos que me atormentaban cada vez que dormía, pesadillas que me hacían rememorar el cuerpo colgado de Kai en la iglesia y la figura de Aoi ensangrentada y cubierto de balas.
Me mantuve en el anonimato hasta que la guerra finalizó y fue cuando decidí volver a mi natal Japón. Esperé un par de años a que las cosas se normalizaran y cogí un barco hasta Estados Unidos, donde pasé una temporada, conociendo nuevos lugares, nuevas personas, nuevas perspectivas. Luego de meses, emprendí nuevamente un viaje en barco y, ahora sí, con destino final a Japón.
De cierta manera sentí que estaba cerrando un ciclo, después de todo aquí es donde comenzó mi búsqueda por mi alma gemela y aquí finalizaría. No quería volver a ver a mi alma gemela hasta que fuera el momento de estar juntos, no deseaba pasar una y otra vez por lo mismo, ser rechazado, amado en secreto, culpado por lo que sienten y luego, verlos morir sin poder hacer nada.
Como las cosas aún no se calmaban de todo en Japón por los acontecimientos de la guerra, decidí mudarme a un lugar más alejado donde me sería fácil alimentarme y volver a la soledad en donde el único que podía dañarme era yo mismo.
Mi viaje finalizó en la prefectura de Yamanashi donde me interné en el bosque de Aokigahara. Era un perfecto lugar para vivir, para mí, al menos. Habían muchos animales que podía cenar, un lago cercano donde podría tomar agua y bañarme y por sobretodo, la gente no solía acercarse demasiado por los rumores de que el bosque estaba maldito.
Los años pasaron, Japón salió de su gran depresión y muchas cosas comenzaron a cambiar, tecnológicamente hablando. Debía admitir que me sentía algo perdido, pero como lo había estado haciendo a lo largo de los años, me fui adaptando.
La vida en el bosque comenzó hacerse aburrida y debido a la soledad mi mente empezaba a engañarme con voces e imágenes que no estaban ahí, que no existían, es por eso que tomé la decisión de volver a ponerme en contacto con el mundo.
Por primera vez en mi vida pisé Tokio, la nueva capital de Japón, con edificios altos, carros con apariencias que jamás había visto y una tecnología que me dejaba confundido.
Era un nuevo mundo y yo estaba decidido a hacer una nueva vida.
Me tomó un tiempo, pero logré reunir el dinero para entrar a la universidad y cursar la carrera de pedagogía en historia, ¿por qué? ¡porque era divertido! Aunque muchas veces lo que enseñaban no era como yo lo recordaba, una mentira universal que yo aceptaba con una pequeña sonrisa de burla.
Me gradué y tomé un trabajo en la preparatoria pública del distrito de Ikebukuro en el barrio de Toshima. Me costó un poco acostumbrarme a lidiar con tanto adolescente y el sistema educacional, pero lo logré con éxito y terminé convirtiéndome en el “querido Suzuki-sensei”.
No pasaron siquiera un par de semanas cuando volví a cagarme en el destino y su asqueroso sentido del humor. Mi hilo volvió acortarse, mi cuerpo tembló ante el choque eléctrico cuando mi mano reconoció ese calor tan característico de mi alma gemela que ahora tomaba la forma de un hombre de 46 años, alto, el cabello arreglado como el de un actor, castaño, lentes de pasta negra adornando su rostro y unos labios hermosos, que eran lo que más destacaba de su desaliñada apariencia. Kouyou Takashima, el profesor de matemáticas.
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Red thread.
FanfictionReita es un vampiro de 129 años cuyo hobby es buscar el otro extremo de su hilo rojo, pero la vida se empeña en decirle que esto del amor no es para él. [KAITA] [AOITA] [REITUHA] [REITUKI] (Portada provisoria)