Aquel día llegué a mi casa y lancé mis cosas contra la pared, sin importar dejar un desastre o que la pintura se arruinara. Grité con rabia y dolor.
-¡¿Por qué me haces esto?! ¡¿Te divierte?! ¡¿Soy tu juguete personal?! ¡¿Por qué no puedo estar con ellos?! ¡¿Por qué me los arrebatas?! ¡¿No puedo estar con mi alma gemela?! Si es así, ¡¿para qué mierda los pones en mi camino?!
Destruí todo a mi alrededor, mi departamento quedó hecho un desastre, aún así el dolor no se iba, la rabia no desaparecía y cuando creía que se había calmado, volvía a resurgir con fuerza al ver el hilo que un día fue de un rojo brillante, totalmente negro.
Me costó volver a ponerme en pie, pensé muchas veces en terminar con el juego cruel en el que se había convertido mi vida, pero me sobrepuse, lo escondí muy dentro de mí para que no volviera a ser utilizado en mi contra. Renunciaba a todo esto del hilo, a una vida acompañado con la supuesta persona que estaba destinada para mí. No. Eran solamente cuentos de hadas. El alma gemela es una fantasía y los finales felices sólo parte de cuentos infantiles.
Intenté continuar con mi vida normal. Encontré trabajo en otra escuela y me centré del todo en mi trabajo y en ayudar en lo más posible a mis alumnos, pero aún así la brecha que había propuesto poner entre Kouyou y yo no fue suficiente, al estar en el mismo rubro habían varías situaciones que nos hacían encontrarnos, ya sea en paseos escolares, ferias, festivales o eventos deportivos a los que asistíamos como profesores encargados.
Las primeras veces sólo cruzamos saludos cordiales y era todo el contacto que teníamos, pero una de aquellas veces en donde nuestros caminos se encontraron, él se acercó a mí para mantener una conversación banal sobre cómo seguía la vida de ambos. Había tanta gente que por cortesía, y para mantener las apariencias, solamente sonreí y escuché lo que tenía para decir, participando más bien poco en la conversación que se volvía en una unilateral en donde yo era más un mero oyente.
-Todo se ha calmado, ¿sabes? en la escuela ya nadie habla de eso, mi familia también parece haber pasado página. Maki sigue viendome mal a veces, pero está más tranquila al saber que ya no trabajamos juntos.
-¿Qué quieres, Kouyou?
Le corté sin más. No quería seguir escuchando cómo su vida parecía ir viento en popa ahora que me aparte del camino.
-¿Qué? ¿No puedo hablar con quien solía ser mi mejor amigo?
-Tú mismo lo haz dicho, solíamos ser amigos. Fuimos algo más y eso se acabó.
Ante mis palabras abrió los ojos con cierto pánico y miró hacía todos lados para cerciorarse de que nadie me había escuchado. Reí, dolía demasiado. Era, hasta cierto punto, tragicómico.
-Podrías ser más discreto.
-No fuí yo quien se acercó, don discreción.
Takashima suspiró y bajó la cabeza, tal vez no sabía cómo continuar la conversación y yo me preguntaba si aquel era el mejor momento para recular, largarme de ahí y cerciorarme que mis alumnos no se estaban metiendo en problemas. Fue en ese momento que noté que Kouyou observaba insistentemente mi mano.
-Sólo... -rompió el silencio.- Quería volver a sentir esa agradable sensación que me recorría cuando sostenía tu mano.
Le miré sin poderme creer sus palabras, que lejos de emocionarme, me hicieron sentir una rabia terrible.
Antes de poder reaccionar, Kouyou había tomado mi mano izquierda con ambas suyas y las había llevado a su pecho donde su corazón palpitaba con fuerza. Pero, para mi sorpresa no sentí nada, él, por su expresión, podía decir que tampoco.
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Red thread.
FanfictionReita es un vampiro de 129 años cuyo hobby es buscar el otro extremo de su hilo rojo, pero la vida se empeña en decirle que esto del amor no es para él. [KAITA] [AOITA] [REITUHA] [REITUKI] (Portada provisoria)