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El traje se le ve perfecto, todo él es perfecto.

Lo veo caminar por los pasillos de la firma, tanta seguridad, tanto desplante y aunque suene extraño, no puedo evitar comparar su caminar con el de algún felino... tan amenazador como asombroso y eclipsante.

Es un hombre confiado, lo sé.

Saluda a un par de asistentes, en cuanto les da la espalda, las veo sonreír como quinceañeras enamoradas.

¿Y quién podría culparlas de estar enamoradas de este adonis?

Sé ríe de algunas cosas que le dicen a su paso, cosas sin importancia, comentarios sobre el juego de ayer de los dodgers, mierda, ayer estuvo bueno.

Y sé que no es fan de ellos... rayos, creo que en esta oficina sé más de él que cualquiera, me atrevería a decir que sé más de él que su propia madre, que en paz descanse.

Pero... no lo conozco, al menos, no en la exacta definición de la palabra.

Quizás estoy solo un poco obsesionado con él. Dios me libre si alguna vez lo confieso en voz alta.

Pero es que el tipo en cuestión es perfecto, jamás se equivoca, jamás da una puntada sin hilo.

Y es excelente en su trabajo... en definitiva él tipo es... perfecto.

Registro de antecedentes impecable, prontuario vacío, no tiene novia ni esposa y mucho menos hijos, no tiene ataduras en el mundo y es efectivamente eso lo que nos separa... un mundo de diferencias y probabilidades, porque... ¿Qué probabilidades hay de que él sepa quién soy?

Si me pagaran por suspirar, sería millonario solo en el trascurso de los 15 minutos que este hombre se demora en llegar a su oficina.

Veo como entra a la oficina de la accionista mayoritaria y jefa principal de todos nosotros. Es sabido por todos en esta firma que su relación es impecable, intachable, como de hermanos más que de amigos o como de amigos que se deben tantos favores entre sí que ya llegan a ser hermanos.

La envidia hacia él es directamente proporcional a la admiración que genera entre sus pares.

Nadie puede competir con él... y lo peor, es que lo sabe.

Distinto es para todos los otros mortales que trabajamos aquí. No contamos con su privilegiado cerebro, ni con su suerte ni éxito, mucho menos contamos con la cantidad de ceros que posee su cuenta bancaria.

Sale de la oficina de la jefa después de un abrazo apretado y algunas sonrisas comprometedoras. A veces, daría lo que fuera por saber que conversan esos dos, por formar parte de su vida, por conocer sus sueños, sus pensamientos, sus preocupaciones. Cuáles son sus miedos, que lo atormenta por las noches, que es lo que le quita el sueño... no obstante, sigo insistiendo que, en esta firma, soy yo quien más lo "conoce"

Observa su reloj, más no detiene su caminar. Apoyo la cabeza en mi mano derecha, simplemente tengo una posición privilegiada para hacer esto todos los días. Quizás cualquiera pudiera pensar en mi como un acosar o un psicópata, pero siendo honestos... estoy enamorado de él, hasta la médula.

Su mejor amigo lo abraza fuerte y se ríen de algo que solo ellos saben, ¿algo del pasado quizás?

Está cerca de mi puesto, así que, como es costumbre en mí, comienzo a hiperventilar.

Fijo, en contra de todo lo que deseo, la vista en la pantalla y simuló estar trabajando.

Sé que odia, con todo su corazón, a quienes solo van a la oficina a calentar el asiento.

The man in suits... (FRERARD)Where stories live. Discover now