Prólogo

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¡Hola a todos nuevamente ヽ(^o^)ノ! 

Les presento la segunda parte de "La confesión de Kakashi". La verdad decidi colocarla como historia aparte, ya que la anterior me pareció conclusa (Aunque muchos me pidieron segunda parte y me encanta escribir para que los demás disfruten) 

Espero que les guste esta nueva entrega. Estaré actualizando todos los Lunes.

Como siempre sus votos y sus comentarios son muy importantes para mí, ya que me gusta saber que piensan acerca de la historia.

Disfruten!

OOO

Desde que era Hokage sus mañanas siempre habían sido iguales. Solía llegar tarde a la oficina "Algunas costumbres se mantienen", se sentaba y comenzaba a revisar uno por uno los pergaminos arriba de su escritorio, mientras comía la barrita de cereal que Shizune solía dejarle junto a los pendientes.

No importaba la cantidad de trabajo acumulado que tuviera. Todos los días y sin falta, al medio día salía a caminar cerca de la torre. Avanzaba tres cuadras para sentarse en una banca cercana a la escuela de shinobis. Su posición le permitía pasar desapercibido por los estudiantes y cierto maestro, dejándolo observar toda la escena. Los pequeños diablillos entrenando e Iruka colocándolos a raya. Tenía la coartada perfecta si lo llegaban a sorprender. "He venido a ver los entrenamientos de los pequeños, quiero ver cómo van las nuevas generaciones de ninjas" Al fin y al cabo era las garantías de ser Hokage.

Era la única vez en el día donde podía ver a Iruka siendo Iruka, el resto se la pasaba con su reciente compañero: Yamato. Desde la boda de Naruto no se habían dejado de ver en sus tiempos libres. Cuando Yamato no se encontraba de misión solía ir a buscar al trabajo a Iruka, ir juntos al parque, a comer, y, para desesperación de Kakashi, Yamato ya había comenzado a quedarse algunas noches donde Iruka.

Sabía que Iruka era un hombre soltero y libre, y la verdad no le importaba que pasará la noche en casa de otros hombres, pero que alguno de ellos se atreviera a entrar a la casa del propio Iruka, provocaba que la sangre le hirviera. Ese lugar estaba reservado para él.

Cuando los pequeños comenzaban a ingresar a la sala de clases, debía que debía volver a la oficina. Valía la pena quedarse hasta más trabajando por ver a Iruka solo. Había reducido su tiempo de pensar en él a 45 minutos sentados en una banca. No le gustaba del todo, pero lo hacía más llevadero, al fin y al cabo, el único hombre en el que se ha interesado por años se encontraba en una relación con su camarada.

Respecto a Yamato, no tenía que culparlo de nada. Él nunca supo los verdaderos sentimientos de Kakashi, aunque le extrañaba que este, siendo tan suspicaz y observador, no se diera cuenta de ellos en todos los años de compañía. Si hasta Naruto, que solía ser un crío distraído se había fijado en como miraba al profesor.

Yamato seguía siendo él mismo, pero con un secreto. A su parecer, Yamato se encontraba en una montaña de rusa de sentimientos, y conociendo su miedo al compromiso y obsesión por el trabajo, esperaba que bajará rápidamente de ella. No era que le deseará mal, pero sabía que esos dos no eran compatibles. Iruka con un carácter dulce, pero difícil de dominar y Yamato, más que sumiso, algo inerte. Bastaría un pequeño encontrón de palabras para que se dieran cuenta que lo suyo era una aventura de algunas noches. Y a Kakashi solo le tocaba esperar.

EL PLAN DE KAKASHI ... y AnkoWhere stories live. Discover now