IV

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Tenia de nuevo una extraña corazonada aquella mañana, no sería algo inmediato, podía notar que una parte de mi, quería decir algo que no lograba descifrar, lo que no podía ignorar de mi subconsciente era el hecho la desaparición del señor Vinter podría ser un trabajo de mucho riesgo, demasiado para solo haber recibido a cambio de esa tarifa de 50 dólares.

Me hallaba sentado en la silla de la oficina y recargaba todo mi peso en ella inclinándome hacia atrás pensando en todo lo que había visto el día de ayer en el hogar del señor Vinter, a pesar de tener la limitación de haber tenido que compartir investigación con el departamento de policía de Bluestone City, comandado por el ejemplar oficial Daniel Roman. Lo anterior siendo un gran impedimento para investigar mas a fondo el hogar del señor Vinter, al menos tenia un par de pistas que me colocaban delante del caso.

Lo verdaderamente extraño era la indiferencia y poca cooperación de los vecinos, todo un obstáculo, era como si hubiesen olvidado por completo un accidente de tal magnitud siendo que, romper una ventana de aquel tamaño provoca un ruido imposible de ignorar.

Desde muy temprano el clima en la ciudad era mas terrible que la organización en el apartamento del señor Malcolm Vinter, del cielo aun grisáceo pero con una tonalidad aun mas oscura caía una densa e interminable lluvia que inundaba las calles del bulevar Saint Quest, el cual mas bien parecería el Río Saint Quest. La parte positiva de ello era que la lluvia limpiaba la calle de toda la suciedad provocada por los flojos comerciantes ambulantes no se molestaban en limpiar. Hilos de aire hacían revolotear partículas de polvo las cuales podía ver, teniendo la lampara de escritorio encendida, la única luz en toda la oficina que estaba trabajando justo ahora.

Escuché que el ascensor se detuvo en mi piso, con ese inconfundible y estruendoso sonido de las puertas abriéndose noté que habían pasos aproximándose a la oficina, seguramente se trataría de la señorita Bianca para platicar sobre lo investigado ayer o directamente a ordenarme salir de el despacho y continuar la investigación, cosa que, evidentemente, no haría por el gran diluvio que bañaba a la ciudad entera.

Los pasos se detuvieron tras la puerta a mi oficina, esperaba que llamaran a la puerta pero en lugar de eso solo estuvo un par de segundos en silencio, deslizó un sobre por debajo de la puerta, y los pasos se volvieron a oír una vez más, dirigiéndose al ascensor de forma apresurada.

A los pocos segundos éste llegó al piso y se volvió a ir dejando el pasillo del piso en completo silencio.

Salí de la oficina y mire por la ventana del pasillo que daba vista a la primera planta del edificio, la persona que dejo el sobre debía pasar por ahí.

Cosa que nunca sucedió, pasaron alrededor de 7 minutos y me di cuenta que el ascensor en lugar de bajar, había subido, y cuando al fin volvió al primer piso quién salia del ascensor era el portero del edificio.

Volví a la oficina y recogí el sobre que aun estaba en el suelo, color blanco, un poco sucio ya que mi entrada no estaba precisamente limpia, no tenia datos pero un intenso aroma aun desprendía, un olor femenino muy dulce, empalagoso y hostigante, justo como aquellos que tanto odiaba.

Me senté en mi silla mirando hacia la ventana, la poca luz que entraba de ella me valdría para leer lo que esa persona haya escrito.

Una hoja de papel doblada en 3 partes para entrar en el sobre, era mas bien como una nota. Letra cursiva, cuatro lineas, no especificaba fecha, una firma en iniciales al final y un número telefónico en la parte inferior derecha del papel.

«Tras aquella tarde solo pude quedarme pensativa

sin poder mirarte a los ojos, sin poder ver un poco de tu alma

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⏰ Última actualización: Feb 03, 2022 ⏰

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