Six

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Los Constructors abrían el Cryptum, tenía un poco de nervios.
Las IA estaban corrompidas, un Guardian había salido de Génesis, estuvo al borde de la muerte –debido a esos malditos pulsos– más de una vez en tan solo un par de minutos en ese pasillo y aun no sabían a ciencia cierta qué o cómo estaría el Equipo Azul.

Podía sentir su pulso desbocado, agradecía de manera infinita que Exuberant le había abierto el camino y ya casi saboreaba la dulce victoria sobre la IA con delirios de creación de vida.

La escena surrealista de la compuerta desmaterializándose sorprendió a todo Osiris; menos a Locke. Él tenía la mirada fija en las cuatro siluetas que caminaban fuera del Cryptum. El Equipo Azul miraba a su alrededor, estaban un poco desorientados pues se acercaban con lentitud al Escuadrón de Locke.

El Spartan de armadura ónice se quitó el casco, plantándole frente al Jefe Maestro.

–¿Dónde está Cortana?

Su voz era un susurro en el viento, los ojos oscuros miraban la visera dorada; estaba quebradiza, así como el alma de ese Spartan.

Abrió la boca para responder más ningún sonido salió, no era de su incumbencia cuestionar porque esa voz tan nostálgica. Seguramente el Sangheili estaría intentando cualquier cosa para subirle el ánimo, con esas estúpidas palabras de honor y gloria; el Inquisidor sabría qué hacer.

Después de todo habían sido amantes...

–Se fue, Señor –contesto pasados unos cuantos segundos más, ella no era su IA y seguramente John lo sabía, pero aún estaba aferrado a su recuerdo.

Ambos se miraron en silencio un poco más.

Sus ojos hablan por ellos, se comprendieron en ese triste y opaco brillo de esperanza para la Galaxia, lastimosamente para ellos no era así.

No había hermandad, no había compañerismo ni aun menos amistad.

Solo dos Spartans que habían sido infectado con una peligrosa enfermedad que envenenaba su corazón.



I.



La Nave descendía por el espacio aéreo Hereje, ¡era una nave Covenant!

Como buen líder, Thel salió de la improvisada tienda a recibir de la manera más amigable a sus próximos invitados... sosteniendo con su diestra su espada de energía mientras que otros Élites le imitaban.

La Spartan de armadura blanca salió también y con ella Halsey, no estaba dispuesta a dejarla sola ni por un segundo.

Frente a las miradas curiosas de los Sangheilis y los hostiles ojos del Inquisidor y Palmer la nave descendió hasta tocar tierra, abriendo la compuerta para su descenso.

La noche en Sanghelios era oscura, aunque esa en especial era brillante.

Parecía que las estrellas iluminaran el cielo aún más que su sol, celebrando con los habitantes del planeta la victoria de los Herejes y la llegada de los dos Spartans que bajaban de la Nave.

Los orbes ámbar estaban atónitos, replegó su espada y sus ganas de tomar a 117 y hacerlo entrar en razón con deliciosas caricias... aunque también quiso hacer lo mismo con Locke.

Iba hacer su jugada, pero Halsey se le adelanto, caminando hacia el dúo de Soldados.

La mujer poseía esa enigmática sonrisa que solo mostraba en casos contados.

Dirty DealsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora