Usagi. [Boku No Hero Academia]

Capitulo Cinco.

-Ah, sí -contestó la pelirroja- Ya está disponible su adopción.

Agnes estaba hablando con Momo sobre las pautas que tendrá que hacer para adoptar a uno de ellos.
Después de enseñarle diversas fotos de los nuevos integrantes, finalmente se había decidido por el híbrido bicolor. Para ella, su exótica apariencia era lo que exactamente buscaba, algo que enamoraría la cámara de solo verla.

-Me gustaría verlo -sonrió.

-¡Kacchan~! -canturreó su llamado, sabiendo a la perfección que se molestaría por solicitarlo.

-¿Qué quieres? -contestó de mala forma. Desde que la oficial Kirishima rescató a ambos híbridos, casi todo el trabajo del papeleo recayó en él.

-Creo que ya tenemos a la nueva dueña de Todoroki -sonrió confiada. El de ojos rojos la fulminó unos segundos para que momentos más tarde, se perdiera por el pasillo izquierdo junto a Yaoyorozu.

Luego de que la pelinegra siguiera a un rubio enojado, la de ojos marrones se quedó pensando en que pasaría después de que el híbrido de dos colores se fuera del refugió. Debía aceptar que le cogió afecto, tanto a él como al pequeño Izuku, pero a veces era un poco irritante.

En ocasiones, se preguntaba ¿Qué fue lo que sucedió en la vida de Izuku Midoriya? Es decir, no sufre ninguna enfermedad aparte de una diagnosticada hace poco: dislexia, era obvio. Pero es tan tímido y le cuesta tanto confiar en las personas que le provocaba un sentimiento de protección para utilizarlo en el. Encima de eso, ni siquiera lo ha visto soltar una minúscula sonrisa.

-¿En qué tanto piensas? -preguntó Eijiro agitando sus orejas por la preocupación, su cola dejó de balancearse. Conoce a su hermana y si le da muchas vueltas a algo es indicio de que esta o preocupada o nerviosa.

-No es nada, Eijiro -acarició su cabeza para calmarlo-. ¿Cómo te fue? ¿Aprobaste el examen?

Le mostró una hoja con varias afirmaciones y un número que ponía en fracción un noventa y ocho de cien.

-Felicidades, quizás vayamos a una tienda de helados cuando termine mi turno -el pequeño zorro asintió mientras su cola volvía a menearse rebosante de felicidad.