IX

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Los ojos de la anciana estaban llenos de lágrimas al ver la maleta de su nuero con aquellos documentos arrugados. El recuerdo de su preciada hija y el padre de su nieto se habían apoderado de ella al momento en el que Lauren abrió el paquete.

—El principal sospechoso es él—comentó Lauren, señalando el nombre y firma de su antiguo jefe—. No puede ser más que para obtener su puesto.

—¿Ya le ha sucedido alguien a Elijah después de esto?—preguntó la anciana con la voz quebrada.

—No, por el momento. Pero tememos que quiso llevarse a Ajay desde el momento en el que cometió el asesinato—dijo Lauren, juntando las manos en la fina mesa del comedor. John estaba sentado a su lado, escuchando atentamente—. Ajay es su sangre y Jerome necesitaba deshacerse de cualquiera que pudiera tomar su lugar, aunque pasaran unos años—continuó. Darshana se removió en su asiento al otro lado de la mesa, sin querer imaginarse lo que podría pasarle a su nieto—. Jerome es muy insistente. Es un total imbécil y no le importa sacrificar vidas y mover todas las piezas para conseguir lo que quiere, lo conozco. Es por eso que Ajay debe quedarse aquí para estar a salvo.

Darshana asintió con la mirada perdida. Lo único que quedaba ahora de su hija y su nuero era aquella valija, y sabía que debía cuidarlo. Incluso, por dentro, se reprochaba el no haber estado antes para él. Un sollozo se escapó de sus labios de pronto, y una mano se acomodó encima de la suya. John la tomó con fuerza y clavó su mirada en los ojos tristes y desesperantes de la anciana, asegurándole con aquel gesto que todo estaría bien. Tenía el apoyo de dos de los mejores asesinos ahora, y aunque John no lo dijera en voz alta, no pensaba dejar a Lauren sola.

—Gracias, señor Wick—la anciana murmuró apenas.

John asintió sin pronunciar palabra alguna, y Lauren suspiró hondo en su asiento.

—Todo estará bien—aseguró Lauren. Le dio una media sonrisa a Darshana, y la anciana asintió, limpiándose las lágrimas de su rostro.

La anciana de tez oscura se puso de pie junto a los asesinos, y se encaminaron lentamente a la puerta del comedor.

—No sé cómo agradecerles por todo lo que hicieron por mi nieto...

—Ya está hecho, recibimos su recompensa—interrumpió John—. Es más que suficiente.

Darshana abrió los labios para proceder, sin embargo Lauren interrumpió antes de que hablase.

—No tiene que darnos nada. Sólo queremos que Ajay esté bien, es lo único que pedimos—dijo Lauren.

La anciana sonrió, sintiéndose reconfortada por sus palabras—. No hay duda de por qué son el uno para el otro—dijo, tocando amorosamente el brazo de Lauren, quien sonrió—. Muchas gracias.

El abrazo de Darshana a ambos los tomó por sorpresa, y Lauren y John tuvieron que ceder al gesto. Claro, ella aún pensaba que eran una pareja. No pudo evitar sentirse mal al saber que todo era una mentira; una que era necesaria para ayudar al pequeño. Y sin embargo, por dentro, quizás extrañaría actuarla. Cuando se separaron del abrazo, Darshana les indicó que la siguieran y Lauren no pudo evitar ver a John una vez más a los ojos. Su mirada parecía decir lo mismo, y sabían que al salir de la mansión volverían a ser unos completos extraños otra vez.

Al llegar a la sala, se despidieron nuevamente de la abuela de Ajay y de las jóvenes que les habían atendido durante su estadía.

—Espero verlos pronto—comentó Darshana—, y que sean en otras circunstancias—sonrió.

—Esperemos—respondió Lauren, fingiendo una sonrisa y después de eso, ambos salieron de la mansión.

Su auto estaba estacionado a lo lejos, y los guardias aún lo custodiaban. Ambos bajaron las escaleras de la entrada, ante la mirada de la anciana y su personal. Caminaron unos metros en total silencio, listos para abordar el carro, sin embargo, antes de que pudieran irse, disparos comenzaron a disperzarse en la planta de arriba. Los gritos de las jóvenes alertaron a seguridad, quienes entraron al momento a la propiedad, y algunas ventanas se quebraron por las balas, advirtiendo más el peligro. Lauren y John se detuvieron en seco al escuchar el caos, y la mente de la pelirroja comenzó a trabajar. Su pulso se incrementó y su respiración se volvió más rápida al saber qué buscaban.

—Ajay...

En ese instante Lauren decidió dar la vuelta y corrió hacia la mansión, viendo a Darshana dentro del lugar nuevamente, buscando desesperada a su nieto. Lauren se quedó en el marco de la entrada, y sacó su arma, apuntando desde afuera a cualquiera que quisiera atacarla. La señora Dalal subía a toda prisa las escaleras para buscar a su nieto, y Lauren la siguió, aún con miedo de que algo peor sucediera.

—¡Ajay, mi bebé! ¿Dónde estás?—gritaba, y justo a cinco pasos de llegar al segundo nivel, un hombre apuntó a la anciana y disparó tres veces.

Lauren subió, sin embargo no fue capaz de impedir la tragedia. Su corazón se rompió al ver a la mujer agonizando en las escaleras. La rabia la hizo seguir a su captor y dispararle varias veces, pero había desaparecido entre los pasillos. Con la respiración agitada, decidió bajar y ayudar a la anciana. Vio a John con ella, también armado. Al sentir la presencia de la pelirroja, John alzó su mirada. Sus ojos le dijeron que ya no estaba con vida.

—Encuentra al niño—dijo John.

Lauren apretó los dientes, y con sus orbes verdes llenos de lágrimas, cumplió con la orden. Se puso en alerta otra vez, y caminó con seguridad, apuntando a todas direcciones, buscando por alguna señal de Ajay. Cruzó por el pasillo que le guíaba al que había sido su dormitorio durante su estadía, y un hombre armado se le atravesó.

Lauren disparó, sin embargo, otro hombre la tomó por detrás, doblándole el brazo y quitándole el arma. Lauren gruñó, y su codo pegó contra el estómago del enemigo, y logró dejarlo en el suelo de dos patadas y un puñetazo en la cara. Lo dejó inconsciente en el suelo y le robó el arma. Corrió gritando el nombre de Ajay por el lugar, y logró encontrarlo. Otro desconocido estaba a espaldas de ella, tratando de llevárselo, sin usar la fuerza. Ajay vio asustado al hombre desde la esquina del pasillo, y sus ojos marrones cayeron sobre la figura de Lauren.

—Vamos, pequeño—murmuró—. No voy a hacerte daño, ven con nosotros. Te ayudaremos, ¿sí?

Ajay tragó en seco en aquel momento. No quería morir, no sabía ni siquiera qué sucedía. Lauren se acercó sigilosamente a ellos, con la sangre hirviendo. Dio unos pasos más, y en un santiamén el hombre estaba inconsciente en el suelo. Lauren estaba delante de él; le había dado un fuerte golpe en la cabeza con la culata de la pistola. Lauren lo abrazó y lo tomó en sus brazos después de guardar su pistola. Ajay se aferró a ella fuertemente, sin querer dejarla ir y Lauren sintió sus lágrimas cayendo silenciosamente en su chaqueta.

—Lo siento—susurró la pelirroja, mientras lo abrazaba.

Ajay ya estaba fuera de peligro, al menos ese era el plan. Sin embargo, ahora todo se había derrumbado. Su abuela también estaba muerta y no había alguien más que velara por aquella alma inocente. Una mano se posó en su hombro suavemete, y Lauren se exaltó un poco. Era John. Al verlo, se separó de Ajay y se puso de pie otra vez.

—Hay que salir de aquí—murmuró John con un arma en la mano.

Caminaron por el pasillo entre los cadáveres, tanto del personal de la propiedad como de los hombres extraños que habían irrumpido en el lugar. John se había encargado de algunos de ellos, y los escoltó afuera, hasta que llegaron al auto. Lauren abrió la puerta de atrás y dejó a Ajay ahí, poniéndole el cinturón de seguridad a toda prisa.

—¿A dónde vamos?—preguntó Ajay con la voz quebrada. Aún estaba temblando y el miedo era notable en él.

Lauren le vio a los ojos, sin saber qué responderle—. A un lugar donde estarás a salvo. Ahora más que nunca tienes que ser valiente, ¿okay?—el niño asintió.

Lauren fue capaz de curvear sus labios, aun en aquel momento—. Estoy orgullosa de ti—dijo, apartando un mechón de cabello detrás de su oreja y le dio un beso en la frente.

Con eso, Lauren cerró la puerta y rodeó el auto, metiéndose en el asiento del piloto. John, quien había observado la escena desde el espejo, sintió algo recorriendo su ser. Tal vez era lástima, o tal vez era cariño hacia el pequeño y la forma en la que Lauren lo protegía demasiado. No obstante, detrás de todo eso, también sentía ira. Ajay no merecía estar en medio de todo eso, y por supuesto, no le importaba seguir en aquel camino sólo para ponerlo a salvo. Ahora la pregunta era, ¿con quién estaría a salvo? No con un par de asesinos, definitivamente no.

CHASING TIME ↬ john wick ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora