V

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***

LAUREN dejó de respirar por un momento ante la imagen. El niño se abrazaba a la maleta y se cobijaba en ella con los ojos cerrados, temiendo de la mujer armada frente a él. Se conmovió y bajó el rifle. El arma le quedó colgando del hombro, y nerviosa, se acercó al niño, arrodillándose frente a él.

—Oye—dijo suavemente, poniendo una mano en su hombro. El niño se removió violentamente y trató de moverse al asiento de al lado, pero no podía. La maleta encima de él era muy pesada—. No voy a hacerte daño, sólo necesito que te calmes—habló maternalmente; una característica que no sabía que poseía.

El niño abrió los ojos lentamente. Unas lágrimas le corrían las mejillas ya, y Lauren se sintió culpable por el miedo infundado en el pequeño de tez oscura y rasgos occidentales.

—Voy a mover la maleta, ¿sí?—avisó con el mismo tono suave. Debían irse ya antes de que los descubrieran. El niño asintió momentos después, sollozando.

Lauren tomó la pesada maleta de su cuerpo y la puso en el suelo junto a ella. El niño se sentó correctamente, aún dolido por el peso del equipaje, y Lauren notó que llevaba una mochila verde y pequeña entre sus hombros.

—¿Puedes hablar?—le preguntó, acercándose a él de nuevo.

Sus ojos marrones se posaron en ella—. Sí—susurró.

—Bien—le aseguró con una sonrisa la pelirroja—. Tenemos que irnos. Hay alguien buscándonos y no es bueno seguir aquí—le dijo, viéndole a los ojos—. Toma mi mano.

El niño vio dudoso la mano de Lauren, pero segundos después la aceptó. Lo llevó al otro auto, para que subiera en la parte de atrás, y después metió la maleta al lado del co-piloto. Arrancó y retrocedió del callejón en el que había estado en completo silencio.

—¿Tienes un nombre?—preguntó Lauren una vez se incorporaron a la carretera. El niño vio a la mirada de la mujer a través del retrovisor con el ceño fruncido—. Mi nombre es Lauren—dijo al ver que no respondió.

El niño desvió la mirada, abrazando su mochila. Las lágrimas comenzaban a amenazar con salir de nuevo. Ante el gesto del niño, Lauren volvió a sentir algo por dentro. Quizás lástima... Era más bien un sentido de protección. No podía dejar a un niño en manos de Jerome. Definitivamente no. Y esto era algo más allá de sus límites. Podían usar a cualquiera, pero no a un niño inocente. Decidió que iba a dejarlo en la ciudad unos días, mientras volvía a Nueva York. Desde ese momento, sabía que estaba traicionando a Jerome, pero en esta ocasión no podía dejar que se saliera con la suya.

—Ajay—la voz entrecortada del niño interrumpió sus pensamientos mientras conducía. Lauren le vio confundida—. Mi nombre es Ajay.

***

Salieron del hotel corriendo por la puerta principal. John quitó el seguro del coche y rápidamente se metió en él, seguido de Lauren. Arrancó y aceleró. Otro auto no tardó en seguirlos, y Lauren se removió en el asiento, viendo hacia atrás a quienes les seguían. Las balas no tardaron en darle al vehículo, una de ellas entrando por atrás y luego penetrando el vidrio de adelante.

John y Lauren se agacharon en sus asientos ante los disparos.

—Si no los perdemos, van a explotar tu auto—musitó la pelirroja.

John siguió conduciendo, ignorándola, tratando de perder a sus perseguidores entre las curvas y las esquinas de las calles. Lauren por poco y olvidaba la habilidad para conducir que poseía. Se pasó al asiento trasero y buscó abajo las armas que sabía que John había traído con él. Sacó un rifle y ordenó al hombre a abrir la ventanilla de arriba. Lauren se puso de pie en el auto, colocó el arma en el techo y empezó a dispararles.

La caza ya había comenzado.

***

John y Lauren perdieron bastante rápido a los asesinos, e hicieron su camino hasta el aeropuerto, tomando el vuelo más inmediato hasta la capital. Lauren se permitió dormir en el avión, a diferencia de John, quien tuvo dificultad otra vez para conciliar el sueño.

De momentos volteaba su mirada para ver a la pelirroja con los ojos cerrados y expresión serena. Su pecho subía y bajaba con lentitud y no habían señales de que estuviese teniendo un mal sueño. En esos instantes hasta le envidiaba por poder domir un poco. Sus ojos marrones inspeccionaron con más cautela y detalle a la mujer al lado de él. De repente le pareció bastante linda. Lauren siempre había sido agraciada en cuanto a su apariencia, aunque quizás ella parecía no darse cuenta.

Suspirando, volteó su mirada a la ventana y se recostó en el respaldo del asiento. Cerró los ojos y comenzó a contar, esperando ser consumido por el sueño.

Cuando se les avisó a los pasajeros que habían aterrizado, Lauren despertó a John tocándole el brazo suavemente. El rostro de la pelirroja fue lo primero que se encontró al abrir los ojos, y desabrochándose el cinturon, la siguió fuera del avión.

***

Washington, D.C. 8:47 A.M.

John estacionó el auto frente al orfanato. Después de tomar un desayuno rápido en la carretera, Lauren le había dirigido durante el camino hasta que llegaron frente al edificio.

Lauren se volteó para verle, quitándose el cinturón de seguridad—. Volveré pronto—dijo y salió del auto.

John la vio cruzar la calle y desapareció dentro del orfanato. Suspiró con las manos en el volante. Lo tomó con fuerza, tratando de descargar la tensión que repentinamente se había formado en su cuerpo. Podía cuidar de un perro, pero, ¿un niño? Un niño era un ser difícil. No sabía cómo iba a reaccionar el pequeño cuando le viese, ni siquiera sabía cómo iba a tratarlo él mismo. Se replanteó en ese momento qué era en lo que se había metido. En qué demonios se había metido Lauren, pensó. En un momento, ella estaba en su casa recuperándose, y al otro estaban ambos en Washington, casi jugando a ser padres. Todo había pasado tan rápido.

Dirigió la mirada a la puerta del orfanato y no habían señales de la mujer con el niño. Vio luego el asiento del co piloto y un cuaderno mediano estaba encima. Reconoció que era de Lauren y sabía que ahí estaba todo su plan y las pistas que había encontrado.

John lo tomó después de dudar unos segundos y lo ojeó. Encontró muchos datos, como que el niño se llamaba Ajay, proveniente de una familia rica, de padre italiano y madre india. Habían muerto hace poco y Lauren intentaba atar cabos con los asesinatos hasta el secuestro del niño en manos de Jerome y sus hombres. Entre sus escritos, leyó que pudo haber sido por dinero, o por controlar el puesto del padre en la Alta Mesa. Lo más probable, fuese que el motivo haya sido el último. Pero tampoco es sorpresa que Jerome se llevase también el dinero y los hombres del padre de Ajay. Todo lo que estaba ahí se lo había dicho anteriormente... casi.

Pero, ¿por qué él? ¿Por qué un niño? Era caer muy bajo, incluso para Jerome. ¿Por qué Jabari? ¿Qué era eso? Tal vez su nombre clave, aún tenía que investigarlo. Quizás así iban a poder engañar a Lauren. En su momento lo hicieron, pero estaba decidida a no darle el pequeño a Jerome. John ya estaba seguro, su viaje no había sido en vano.

Dejó el cuaderno en el asiento de nuevo y se acostó en el respaldo. Vio otra vez hacia el edificio y todavía no habían señales de Lauren. Suspiró, y llevó su vista al horizonte de la ciudad, sin saber cuál iba a ser el próximo movimiento.

CHASING TIME ↬ john wick ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora