Capítulo 5.

33 2 0
                                    

Se aparta de mis labios, y abro los ojos. Sus ojos aún cerrados me permiten observar sus pestañas negras, se queda así unos segundos más como para preservar el momento; que nada lo arruine. Yo haría lo mismo sí no supiera que este momento tarde que temprano será arruinado, ya sea por mí, por él o por alguien más. Debía aprender algo luego de lo que sucedió con Mauro, y lo aprendí.

No confiar demasiado en nadie más.

-Estás hermosa, Victoria. -dice al abrir por fin sus bellos luceros.

No puedo decir nada, me siento ajena, triste, porque sé que esto no será para siempre. Me límito a sonreír.

-¿Lo sabes no?- levanta mi rostro con su pulgar, su mirada se filtra hasta el fondo de mi mente -Eres la mujer más linda que he visto.

Es tan perfecto, pero, ¿y sí no dura?, ¿Y sí sólo me usa, o me ilusiona para después abandonarme?

-Tú eres demasiado bueno, guapo -sonrío- y estás a la moda. -mi broma me causa risas mentales.

-¿A la moda?- ríe en mi hombro- bueno, al menos podría ser diseñador de modas, ¿no?- toma mi mano izquierda, y me hala un escalón abajo dándome la espalda.

-Sí, eso creo.-río mientras veo su espalda trabajada, noto sus músculos moverse, bajó la vista y me encuentro con una cicatriz, en el costado inferior derecho, es grande y seguro fue bastante profunda. Estiro mi mano derecha temblorosa, y apenas logro rozarle con las yemas de mis dedos.

Se detiene de golpe, gira y me sonríe. -Sabía que eras curiosa, contaba el tiempo que tardarías en notarla.- me abraza y seguimos sumergiéndonos.

-Soy curiosa, y precavida, podrías ser un matón o un narcotraficante, sólo así tendría sentido que fueras tan perfecto, eres casi irreal.- continúo nadando a su lado.

Nat y Rodrigo detienen sus besuqueos para mirarnos, quizá ahora nosotros parecíamos de película, ya saben... de esas comedias románticas donde la gorda se queda con el musculoso y son felices para siempre.

-¡Qué lindos se ven juntos!- grita Nat. Rodrigo se acerca a Saúl y le dice algo al oído. Me parece extraño, pero no pregunto.

-Lo sé, Victoria me hace ver mejor. -dice satisfecho.

Hay unos cuantos tipos borrachos bailando en el pasto, una chica se acerca a uno y lo besa. El chico me parece conocido, pero está muy lejos, no logro enfocar su cara. De pronto voltea Nat, y me da un codazo.

-Vic, ¿ese no es Fernando?- abre los ojos como platos, y su mirada intenta decirme algo.

Miro de nuevo, efectivamente, es Fernando Ballesteros. Un imbécil con el que salí antes de salir con Mauro, quiso acostarse conmigo y esa era su única intención. Me dí cuenta y me alejé de él, se molestó porque lo dejé y le dijo a toda la escuela que tuvimos relaciones, y así es como perdí mi virginidad sin enterarme.

-Mñeh, no sé que hace aquí, supongo que Mauro lo invitó para molestarme.-digo sin inmutarme demasiado.

-¿Quién es?-pregunta Rodrigo a Nat.

Nat me mira, como preguntándome sí puede decirle. Tomo aire y respondo.-Un tipo con el que salí, pero me dí cuenta de que sólo quería acostarse conmigo- miro de reojo a Saúl, se nota preocupado- entonces, lo dejé y se enojo. Le dijo a toda la escuela que dormimos juntos, y pues, nada. No hablamos desde entonces.

-Entiendo, pues, que imbécil.- comenta Saúl con la mirada clavada en él.

Estaba pensando en qué responder cuando Mauro sale a toda prisa de su casa y cruza el patio. Esto no puede ser nada bueno, en verdad, nada bueno.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 04, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Aquí está el amor. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora