Capítulo 3.

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-¡Vicky!- la mamá de Nat es la única que puede decirme así, lo ha hecho desde que tengo siete años.
-¡Hola, señora Goycoolea!- nos abrazamos.
-Pasa mi niña, pasa.- me toma del brazo arrastrandome al sillón de la sala.- Y dime, corazón. ¿Cómo has estado?- se acomoda cabellitos rubios tras sus orejas. Sus ojos miel me miran directamente.
-Pues... - hago una pausa y suspiro- bien, señora. ¡Lista para divertirme!- sonrío feliz.
-¡Así se habla! Esta es tu casa, Vicky.- me toma las manos entre las suyas- puedes venir siempre que quieras. ¡Que emoción, hoy tenemos una pijamada y no se hará sola!- se levanta ee un salto.- ¡Vamos al supermercado! Hay millones de compras por hacer.- aplaude y corre por su bolso.

La señora Goycoolea es la mamá más adorable que conozco. Solía ser abogada hasta que se casó con el padre de Nat, que es un médico muy reconocido. Y entonces, se dedicó a su hija.

La familia de Nat es muy poderosa y adinerada.
Siempre que vengo a dormir con Nat, su madre nos lleva al supermercado a comprar cosas que realmente no necesitamos como esmaltes de uñas, mascarillas, maquillaje, helado, palomitas. Consumismo puro. Y nunca, jamás me deja pagar nada.

-¡Natalia, mira este esmalte!- grita su madre dos pasillos más adelante- es de ese color... ¿Cómo le llaman?- hace una pausa- ¿Turquesa mate?, ¡Vengan niñas!
-¡Ay mamá! Sólo es un esmalte.- grita y sigue mirando las mascarillas a mi lado.

Voy con la Señora Goycoolea y observo un esmalte precioso amarillo neón.- Este es perfecto, lo necesito.- digo tomándolo entre mis dedos.
-Tómalo, cielo. Es todo tuyo.- miro a la mamá de Nat y sonrío.

Nat lleva tres mascarillas, cuatro esmaltes y una crema para peinar. Su madre seis esmaltes (todos mate, porque "están de moda") y una crema antienvejecimiento. Yo sólo el esmalte y una crema para depilar.

Helado de chocolate, galletas, un paquete de pan integral, crema de avellana, un frasco de cerezas y una barra de chocolate para derretir, son algunas de la infinidad de cosas que están en el carro de compras.

-¡Vic, las palomitas!- señala Nat.
-Bien, Nat. ¿Naturales, mantequilla o queso?
-¡Extramantequilla!- exclama
-¡Esa es mi chica!- la señalo riéndome.
-Natalia, ¿ya compraste jabón íntimo?- su madre lo dijo bastante fuerte, un chico cerca de nosotras nos mira.
-¡Mamá!- grita Nat cubriéndose los ojos.
-¿Qué? Es necesario- me río sin pudor- la vez pasada olvidaste comprar y estabas tomando el mío.- dice y luego se va a tomar uno.
Nat no dice nada, está apenada.

Terminamos las compras y vamos a pagar a la caja. La madre de Nat pide una tarjeta de Netflix por temor a que pronto terminé el tiempo de la anterior, y  ya no pueda ver su serie.

-Niñas, ¿Quieren un café?- vamos en el auto, Nat se sienta en los asientos traseros porque yo soy mayor que ella. Yo siempre voy de copiloto.
-Sí, má. Se me antoja un frappe con toda mi alma.- le sonríe al retrovisor por el que la mira su madre.
-Claro, señora. Por mí está bien.- digo
-¡Muy bien, café ahí vamos!- dice emocionada. Le sonrío.

-Un frappe de caramelo, porfavor.- le dice Nat al chico detrás del mostrador.- ¿Tú que quieres, Vic?- me mira.
-Uno de galleta.- emito
-¿Mamá?
-Yo un capuchino no muy caliente.- sonríe.
-Bien, un frappe de caramelo, uno de galleta y un capuchino tibio, por favor.- sonríe coqueta.
El chico mira a Nat y también sonríe.- claro, señorita. En un momento se los damos.- sonríe mirándola a los ojos. -¿A qué nombres?
-Natalia el de caramelo, Victoria el de galleta, y Sofía el capuchino.- me mira y nos acomodamos en la mesa más cercana.

Luego de pagar se sienta.

-¡Dios, Nat! Estoy emocionada, no por Mauro. Él es un dolor de cabeza - cruzo mis brazos frente a mí- ya quiero conocer más chicos. ¡Quién sabe! Hasta podría estar ahí el amor de mi vida.- me río.
Nat me sonríe. -Me agrada que estés feliz. Pero, ¿estás segura que no es por Mauro?
-¡No, para nada! Él estará con Ivonne, y yo divirtiéndome.- la miro seria.
-¡Vic, lo olvidé!- hace una pausa con los ojos abiertos como platos.- ¿No lo sabes?- se golpea la frente con la mano- ¡Tonta!
-¿Qué, Nat?, ¿Qué no sé?- la miro desconcertada.
-¡Mauro ya no esta con Ivonne!

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