Prólogo

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—Tsu-kun, no te acerques mucho a ellas, y mucho menos toques el tallo.

La voz cariñosa y amable de su mamá le advirtió sobre el peligro del rosal al que se había acercado.

—¡Pero Tsu-kun ve que son bonitas! ¡Si son bonitas no dañan! ¡Lo bonito no lastima!—Nana río ante la inocencia de su pequeño.

—Un día sabrás que Mamá siempre tiene la razón y nunca se equivoca. Hay veces que la belleza es muy peligrosa y demasiado mentirosa, ese es un color muy doloroso. Siempre anda atento.

Tsuna ladeó su cabeza tratando de comprender lo que decía su Mamá, sabía que era importante lo que dijo y por eso lo memorizó, quizás le serviría a futuro.

—¡Querida~! ¡Atún~!—La voz empalagosa de su Marido les hizo voltear al otro lado de la calle.

Iemitsu abrió la puerta del coche para que ellos subieran, en su pecho había una cangurera donde había un bebé de no más de un año que mordía su dedo.

—Ya vamos, Cariño.

Nana tomó a su hijo de la mano para irse, irían al médico para hacer un chequeo.

Tsuna asintió a la vez que le daba una última mirada al Rosal de hermosas rosas Rojas que su Vecina había plantado, siempre las veía con interés. Le causaba curiosidad su magnífico color y belleza, pero Nana le había prohibido tocarlas.

Sonrió a su pequeño hermanito, Nanashima. Papá había elegido el Nombre en honor a su amada y bella esposa Nanami.

Eran un hermosa familia de cuatro. Una hermosa ama de casa que en todo Namimori se decía que es la perfecta Yamato Nadeshiko, un primogénito de tres años con una voz que prometía un buen futuro, un hijo pequeño de hermoso ojos atardecer y un Padre de origen Italiano súper amoroso que trabaja en el extranjero.

Si, la Familia perfecta.

—Iemitsu, ¿Puedo hablar contigo a solas?

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—Iemitsu, ¿Puedo hablar contigo a solas?.

—Claro, Querida iré un momento afuera con Carlos.

—Hai~

Nana pestañeo mirando a su esposo salir del consultorio, el Doctor que los había atendido era un viejo amigo de su Marido por lo que le confío a ojo cerrado.

—Lo siento mucho, Iemitsu—soltó agarrando desesperado su cabello—No le doy más de un año, es raro. Los estudios y las Radiografías dicen que esto es peor de lo que pensamos.

—¿Cáncer?—Carlos negó—¿Un Tumor?

—No, esto es muy extraño.

—¿Por qué lo dices?

—No había visto esto desde hace años, no creo que Vongola pueda con ello.

—¡¿Qué?!—para que dijera aquello debía ser muy serio.

—Cuando fue sedada intenté con las llamas, pero ellas aceleraron en un 2% el crecimiento de esta enfermedad. El uso de las Llamas de Voluntad queda descartado.

—Momento, dijiste que habías visto esto antes...dime ¿Donde?

Iemitsu lo tomó del cuello algo desesperado, no quiere que ella se valla de su lado.

—Fue hace años, apenas era un aprendiz. Estábamos en China, Mi Maestro trató a una mujer, una joven madre. Ella había dicho que fue una maldición en la familia, el primogénito del primogénito...—alzó el rostro algo aturdido—¿Cuál es el apellido de soltera de tu esposa?

Iemitsu confundido se dejó caer en los asientos de frente del consultorio.

Zegel Nanami, ese fue su apellido.

Nee, Iemitsu-kun, sabes. Yo fuí adoptada por los Zegel cuando mi Madre Murió allá. Fui muy feliz, claro que ahora que eres mi esposo, soy más que feliz.

¡Claro! ¡Ese apellido!

—Es del Clan Li del Sureste, Nana-Mi Li—susurró

Entonces su mirada se perdió, quiso por primera vez no ser amigo del León de Vongola.

—Iemitsu, analizaré a tus hijos. Asegúrate de hablar con Nono.

Iemitsu asintió perdido.

Su Familia, su amada Familia está condenada.

Abrazó con sollozos a su esposa que solo lo consoló, prometió todo lo que su esposa decía.

Nana solo había sonreído, había intuido todo y ya no había que lamentarse las lágrimas no le darían vida de más y tampoco la curaría.

Nana solo había sonreído, había intuido todo y ya no había que lamentarse las lágrimas no le darían vida de más y tampoco la curaría

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Volvió al Consultorio una semana después, por los resultados de los exámenes.

Solo esperaba que Tsu-kun no sufriera, que él no tuviera esa condena.

Que no estuviera maldito.

Pero ¡Oh! ¡El destino no hace caso a plegarias! ¡Dios solo ignora! ¡Acaso no ves! ¡Nada es justo en el mundo! ¡Es Ciego y Sordo! ¡No reces en vano!

¡A Dios le vales Mierda!

—Lo siento, Tsunayoshi ya tiene la semilla plantada. Aún no se desarrolla, pero es imposible quitarla.

Nana llevó sus manos a su boca.

No.

No.

No, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no.
No, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no.
No, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no.

Si.

Tragó su nudo y las lágrimas que no debían de caer en ese momento.

Lo que debía pasar, pasará.

Esperaba que su niño durará más que ella, más que su Madre, más que su Abuelo, más que todo el Clan y los Ancestros.

Aún así no maldijo.

Siguió acariciando los cabellos de su esposo –quien se sentía morir– con cariño, besó su frente antes de bajar a la cocina y abrir una gaveta que contenía una libreta de pasta gruesa.

Empezó:

Para Tsu-kun....

































By: Lizisi

Rosas dentro de mis mentiras. [KHR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora