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Capítulo XII "Qualcosa inizia"

(...)

«¡Oh Hermosa Rosa!»

―Tsuna-fish― su Padre llegó a su lado con preocupación ―Papá está aquí

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―Tsuna-fish― su Padre llegó a su lado con preocupación ―Papá está aquí.

Tsuna asintió, su cuerpo dolía pero se mantenía sentado.

―Nashi-kun ya sabe de mí, y pronto se verá afectado por mi partida.

Sus manos van a su regazo donde descansa la cabeza de An-Chan dormida y descansando, miro los ojos de su padre con cariño impreso en esas almendras tan cálidas.

―...veo...― sonrío melancólico recordando un pasado no tan lejano ―Eres idéntico a Nana.

Su hijo le sonrió con alegría, ser comparado con su amada madre es lo que más le calienta el pecho. En eso, su esposo entró en compañía de sus dos sombra que estaban dándose a conocer y no solo en las sombras como estaban acostumbrados.

—Ran, por favor trae a mi hermano acá. Toharu a mi lado— tosió un poco salpicando su pañuelo de sangre, Mamoru se acercó para ayudarle —Gracias, Ma-Koi.

—No es nada.

—Otō-san, el exceso de pureza de mis llamas llamará la atención de CheckerFace, en mi lecho ellas saldrán de control y si me llega a capturar viviré, pero en sufrimiento— sonrió con ironía.

Iemitsu asintió, la seriedad de sus palabras eran fuertes, el mismo conocía sus poderosas y atrayentes llamas del cielo, un sola liberación y podría cubrir toda la prefectura de Kansai donde se ubica Namimori.

—Papá— tomó un respiro —Sé que harás bien, Shima-kun te tiene así como lo tienes a él, puede que mamá y yo nos fuimos pero siempre estaremos con ustedes. Yo cuidé a papá cuando mamá se fue, y ahora a papá le toca cuidar a Shima-kun. Amé a papá mucho y papá lo sabe ¿Verdad?

Iemitsu asintió con muchas lágrimas bajando por sus mejillas.

—Y por ello papá cunca me olvidará y sabrá que estaré en su corazón todo el tiempo.

—Lo haré, Tsuna-fish. Papá lo hará— murmuró tomando su mano entre las suyas, sintió la suavidad así como raíces entre su piel.

—Gracias, Papá— Tsuna le sonrió de la misma manera que siempre le hacía cuando llegaba después de su trabajo con la Famiglia, una sonrisa hogareña con mucho, mucho cariño.

Entonces, no pudiendo más, el rubio se tomó aire con fuerza, hizo un gesto a Momotarō y salió de la habitación, en el patio, metió sus manos al pantalón y sacó un cigarrillo, lo encendió y dio una calada profunda sintiendo el humo en su cuerpo un rato antes de sacarlo. Aún podía escuchar a su hijo toser y a Momotarō calmarlo dando indicaciones a un sirviente.

Rosas dentro de mis mentiras. [KHR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora