IMPERIO

» CAPITULO 4 «

»Las aventuras jamás son la mejor opción. «

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Estaba emocionado, el viento chocaba contra sus cabellos castaños oscuros, la sonrisa que tenía en su rostro era comparable a las de hermosas perlas blancas, sus ojos verdedes como esmeraldas brillaban con intensidad.

¿Darle la vuelta al mundo?.

¡Era una locura pero aún así le emocionaba!.

Había conquistado tantas tierras, había explorado tantos lugares... La sola idea de explorar el bastó mar le puso feliz, saber que había más haya de lo que su mente podría imaginar le ponía de los pelos de punta.

No sabia cuantos meses habían pasado, tampoco le importo vomitar en la proa del barco cada vez que se mareaba. Estaba listo para explorar, conocer y dalrle la vuelta al mundo.

— ¿Pero que cojones?. — El Español abrió sus ojos de golpe al ver unas grandes paredes de piedra desde la distancia. — ¡Necesito un catalejo!. — Grito en orden el español.

Fue cuestión de segundos para que uno de los tripulante de diera en la mano un catalejo algo viejo y maltratado, aun así era lo suficiente para poder ver a la distancia. Con cuidado se lo coloco en el ojo izquierdo para apretar segundos después la mirada.
El aire se le fue en segundos al ver una gran muralla de piedra y metal, en lo alto se podía apreciar una bandera de color ceniza... En ella se podía ver una extraña pirámide de piedra y una especie de aguila de plumas negras, el águila estaba posada sobre lo que parecía ser un nopal y en su poco se podía ver una serpiente.

Una hermosa bandera...

— ¡¿Acaso esa es tierra?!. — Pregunto uno de los tripulantes emocionado.

— ¡Lo es!. — Grito otro mientras celebraban.

Las risas y las celebraciones de vieron interrumpidas cuando un montón de hombres salían a la playa siendo liderados por un joven moreno y ojos rojos cual sangre. Él español solo pudo abrir aun más sus ojos cuando los analizó...

Él joven moreno tenia puesto lo que parecían unos pantalones blancos y una camisa del mismo color, en su cuello colgaba un pañuelo de color rojo y en su mejilla izquierda tenia un par de dibujos — Los cuales en realidad eran idioma Azteca. — y en su cabeza tenia algo parecido a una corona de plumas. Los hombres al contrario del más joven tenían puestos algo parecido a un uniforme militar, todos ellos tenían un extraño grabado en su mejilla derecha y sus cabellos eran de tonos oscuros.

Pudo jurar por un momento que se había quedado sin palabras, no tenía palabras para explicar lo emocionado que estaba.

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Él joven pelinegro solo sintió su cuerpo temblar, aun que actuaba indiferente dentro de el se creaban miles de situaciones. Sus manos sudaban y su respiración se sentía cada vez más pesada...
¿Qué demonios haría ahora?.

¿Los dejaría ir?, ¿Los ayudaría?, ¿Los asesinaría?.

Soltó un suspiro cuando vio como el barco se detenía, poco a poco las velas fueron bajadas y una ancla salio de la parte posterior del navío para evitar que las olas se lo llevaran arrastrando.

— No puedes vivir en el pasado, ya no. — Susurro el joven Azteca intentando animarse a si mismo.

Soltó un leve suspiro cuando miro como los españoles se acercaban a la playa con tranquilidad, el solo contaba los segundos logrando sentir como estos pasaban lentos... Tan lentos que le parecía una eternidad.