Capitulo 3: Brotes de amor entre la tempestad

16 2 0
                                    


  Tercera entrega, Ángeles.

 Mil estaba furiosa, ella hacia que todas nos sintiésemos culpables de una inocente broma, a la vez, val y yo coincidíamos con respecto a las feromonas que se palpaban a simple vista. Seremos malas, tal vez la morbosidad correrá por nuestra sangre, pero juro que escuchar el agudo e inquebrantable sonido de la voz de mi amiga quejándose por un chico es delicioso. 

 En su largo, intenso y desagradable monologo, hacia el infierno que se hubiese convertido si tan solo franco llegase a tocar tan solo un peldaño de su morena piel con sus enormes manos, entre mili y valen nos mirábamos, casi sintiendo una conexión psíquica podíamos entendernos.   Valentina, perezosa -al igual que siempre- me echaba un vistazo y como si fuese a comprenderla, logre entender un desesperado:

  -ÁNGEL, AYUDA, TENGO SUEÑO, AQUÍ NO ESTAMOS SEGURAS Y ELLA NO CIERRA SU ENORME BOCA.

  -¿Acaso no ves que implico también a mi HERMOSA PERSONA? reacciona- mencione entre mis pensamientos, dejándome llevar en esta charla mental que mantenía a flote la situación.

 Casi como si se pudiese unir a la conversación, Mili asomaba su cabeza para agregar un comentario, pequeño pero no menos relevante: -Chicas...ya no siento mis piernas...habría que disculparnos para satisfacerla...

  -Eso nunca...las divas no se disculpan... 

  -¡ÁNGELES!

  -("...") y por eso, la próxima vez que se atrevan a hacerme algo así nuevamente, juro que dios bajara hasta la tierra para detenerme... ¿esta claro?- decíase mili, con una notable ira en sus grandes ojos, dispuestos a degollar a sus  preciadas amigas- ¡claro como el agua! me disculpo por mis actos, Ángel, Mili ¿vamos a comer?

 Sin dejarle decir mucho mas, partimos hacia la caseta que se veía a pocos metros del dormitorio, trazando un pequeño camino en la blanca nieve caminábamos, heladas y a la vez con un vigor interno al verlo a el... a Alexis acercándose hacia mi camino. El me retenía, con el pretexto de querer hablarme, ahora que sabia su pequeño enorme secreto( y viceversa ) debía cuidarme... de mi... de el. 

   -Ángel... hace rato no podía encontrarte, ¿caminamos?

  -mi desaparición fue culpa de tu querida mejor amiga...

  -¿Mil? ¿que paso?

  -Fue un descuido, no te preocupes por ello...-sonriente le dije.

 A lo lejos de la blancura del paisaje se veía un pequeño destello rojo, ¿podría ser una frágil flor invernal? eso aparentaba al menos, sin dudar mucho Alex fue hasta ella y cortándola, dejando un diminuto brote, para que esta siguiese creciendo. Lleno de seguridad, demostrando un poco de timidez volvía a mi, regalándome esta con una apasionada mirada que hacia conjunto con su hermosa sonrisa.

  -No es la gran cosa pero... su belleza es similar a... a la que tu emanas de esos perfectos ojos... 

 Sonrojandome, acepte su obsequio, estaba en el éxtasis de mis fantasías, a pesar de la clásica escena de la flor, mi corazón no pudo contenerse ante el, debía ver que era real, lo era para mi.   El atardecer parecía lejano, pero en Bariloche nada era lo que aparentaba ser.

  -Alexis, ¿vos confías en mi?- dije al atar mi largo cabello lacio.

 -Siempre, ¿por que no habría de hacerlo?-contesto el empujadome suavemente, casi iniciando un juego.

-¿Puedo probar algo? si me permites...-dije con una actitud traviesa, pensaba tenderle una pequeña trampa -Claro que si, Ángel.

 Me puse detrás de el, tapando su vista mientras susurraba al roce de mis labios con sus oídos: -dime, ¿piensas que podríamos estar bien juntos... que confiemos uno en el otro...sin traiciones ni engaños?...

Crimen Imperfecto: BarilocheWhere stories live. Discover now