Prólogo.

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Haidian, China.

Victoria se escabulló dentro de la casa y sonrió, feliz por haber logrado entrar sin que la vieran. Se dirigió al segundo piso y vio que estaba despejado.

Esto era demasiado fácil. Si ella fuera la señora de la casa habría exigido que el lugar tuviera más vigilancia.

Cuando llegó a la habitación del fondo y le encontró sin supervisión, bufó. Si este fuera su hijo no se habría separado de él en ningún momento. Cualquiera podría entrar y tomarlo.

Se acercó en silencio hacia la cuna donde encontró un pequeño bebé mirando con atención hacia el colgante sobre él mientras chupaba su dedo. El bebé era una cosita hermosa, tan pequeño y con la piel cremosa y blanca, con esos ojos bien abiertos y brillantes.

−Hola, cosita.− Dijo Victoria sonriéndole al bebé.− Esos hombres te dejaron solo, pero no te preocupes, mami está aquí y yo te voy a cuidar.

A Victoria le pareció escuchar un ruido, sin embargo, cuando se dio la vuelta no vio a nadie.

Rápidamente sacó al bebé de la cuna y lo acomodó entre sus brazos. Al lugar donde pertenecía.

Este bebé no pertenecía a esta casa, con estos enfermos y peligrosos hombres. El bebé era suyo. Si Henry no hubiera aparecido, entonces este bebé...

Se escuchó una sirena a lo lejos y Victoria sabía que no podía perder más tiempo. Tenía que sacar a su bebé de esta casa ahora.

Victoria corrió con el bebé en brazos hasta llegar a la puerta trasera, donde un hombre grande iba entrando. No lo pensó mucho y sacó una pistola, disparándole al hombre antes de que fuera consciente de lo que estaba sucediendo.

Cuando el hombre cayó al suelo,  Victoria salió, su arma aún en la mano, sin embargo, no fue necesaria, pues llegó sin problemas hasta la calle y después al auto que había rentado para esta misión.

Después de acomodar al bebé en el asiento para niños que estaba en el asiento trasero, arrancó, a una velocidad normal, pasando el coche de policías que se dirigía hacia el lugar de donde ella había salido. Cuando lo perdió de vista aceleró.

Sonrió hacia atrás, a su bebé que se había quedado profundamente dormido.

Ahora estaba a salvo.  Victoria se encargaría de mantenerlo a salvo siempre.

El Amor Es La Clave [HunHan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora