Marcos es un atleta, corre todos los días para olvidar las tragedias de su vida, o por lo menos antes lo hacía, eso fue antes de que la conociera a ella, a Eider, la chica que en vez de huir de sus problemas los afronta. Desde que Marcos conoce a Ei...
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Texto:
11 de Enero
Eider, quiero bailar contigo hasta que decir basta no nos sirva, quiero bailar hasta que alcancemos Marte con nuestras manos, te echo de menos, lo reconozco, has ganado la partida, ahora deja de esconderte, que hace tiempo que digo tu nombre y nadie me responde, que hace tiempo que los columpios dejaron de balancearse, porque si tu no estás aquí, la vida me persigue para que te encuentre, y no es porque no te haya buscado ella por su cuenta, es porque con esa forma de andar descolocas hasta a la vida.
Vuelve Eider, solo quiero que los días vuelvan a ser días, que desde que te fuiste me falta una mitad, porque si tú no estás conmigo, y no me abrazas hasta que uno de los dos caiga dormido, me quedo a medias, cuando mis ganas de ti vienen, no sé que responderles, y no les vale con que te hayas perdido, y cuando tus ganas arrasan a las mías, la pregunta es diferente, tan común y tan sencilla, pero no tiene respuesta, por qué, siempre me preguntan por qué.
Y yo no tengo todas las respuestas, tal vez mis abrazos no fueron lo suficientemente largos, quizás te pisé una o dos veces al bailar, puede que fuera que tal vez, en esa búsqueda por dejar de estar incompleto tropezara con tu mano y sucumbiera a la tentación de agarrarla y no soltarla, pero no puedes culparme, tú no has sentido lo que es tenerte durante unos minutos y que luego te marches, no sabes lo que cuesta esperarte, porque no hay reloj diseñado para contar los segundos muertos que llevo escribiéndote, y no hay metro que pueda medir la distancia que nos separa, tengo que admitir que no todo se te daba bien, porque eres la peor marchándote, porque has dejado dentro de mí el calor de tus despedidas, la necesidad de echarte de menos, y todos los te quiero que guardabas, la necesidad me da igual, le hace compañía a la mía, pero esos te quiero pesan demasiado, por eso te los suelto de vez en cuando, para ver si así dejan de pesarme y empiezan a servirme para que vuelvas
