»Looking the love ||Logan Henderson y tu||

»Capitulo 4

Tome los platos y los lleve hasta el sofá. Los deje en la mesita del centro y fui por las bebidas. Finalmente me senté en el suelo junto a logan que en vez de comer, solo tragaba.

—¿Que as puesto? —pregunte llevándome una bocanada de comida a la boca.

—No le tengas miedo a la oscuridad —dice con la boca media llena

—¿Que jodidos es eso?

—¡Te encantara!

—De acuerdo —susurro y sigo con mi comida.

A medida que comía mientras veíamos la película me di cuenta que no era nada de romance, ni superación, ni acción. Era una jodida película de terror, y no podíamos despegarnos del televisor. Habíamos apagado todas las luces y nos encontrábamos solos ahí sentados en el sofá, viendo sombras. Al terminar la película quede en silencio solo pensando, razonando que tal vez toda esa historia sea cierta y en unos días escuche voces, y luego me quieran arrastrar al infierno. Hoy tal vez duerma con las luces encendidas.

—Logan —susurre.

—¿Mmmm?

—¿Pudes ir a prender las luces? —me encogí de hombros.

—¿Que? no y que me coman las sombras vivo, ni loco.

—No seas gallina.

—Ugh, ¿Tu eres mas valiente no? ve tu entonces .

—No lo puedo creer, que bajo as caído. Soy solo una chica 

—Lo siento, yo no quiero encender las luces.

—Gallina —le regañe

—Mejor dime pollo

—¿Porque?

—Asi sabre cuan delicioso soy.

—Ugh ,¡Creido!

—Bien ¿y si vamos los dos? 

—¿Tu crees? bien -me levante del piso y extendí mi mano hacia el. La tomo. Caminamos hasta los interruptores pero estos no querían encender, más bien no encendían. Caminamos hasta la cocina y todo era igual. La luz se había ido para nuestra mala suerte. Volvimos al sofá. 

—_______—exclama Logan con desesperación.

—¿Si?

—Te...tengo que ir al baño.

—Bien —trague en seco— ve.

—No, es que bueno, ya sabes, la película, la oscuridad, tengo miedo.

—Tu— bufe —¿Que quieres que haga el respecto?

—Tu...bueno...el baño esta arriba, ¿Me acompañas?

—¿Perdón? —reí fuerte—¿Es en serio?

—_______—aun con la oscuridad podía saber que sus mejillas estaban ardiendo—por favor —susurro.

—Esta bien, ¿De que tienes miedo? —lo tome del antebrazo y lo jalo hacia los escalones—no hay nada sirenito.

—solo acompáñame —susurra tan bajo que parece que lo dice apenas con un hilo de voz. Llegamos al final del pasillo y este entro al baño mientras yo esperaba en el marco de la puerta. Me senté en el suelo. Luego de varios minutos este salio.

—¿Estas mejor?

—Si, creo. ¿Quieres pasear?

—¿Eh?