El reloj que se paró a las 5am

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Narra Nick

Había despertado en una celda, mis manos estaban atadas por unas esposas que restringían mis poderes, de inmediato supe que había perdido el control de mi mundo. Diana estaba sentada en una silla frente mío, en su mirada veía un profundo odio y decepción, jamás la había visto así. No me atrevía a hablar, pero ella aún no tomaba la iniciativa de hacerlo, pude ver cómo ella se ponía de pie y caminaba hacia mí.

-lo siento- susurré

-¿Lo siento? ¡Crees que eso va a cambiar las cosas!- me gritó

-te juro que no fue mi intención-

Lo siguiente que vi fue como su mano se iluminaba, y segundos después una cachetada dio a parar en mi rostro. Un pequeño grito se me escapó, no solo por la fuerza de la misma, sino porque su mano estaba caliente y ardía demasiado. No me atreví a cuestionarla, en el fondo tenía sus razones para golpearme, sobretodo cuando Diana no está acostumbrada a lidear con la frustración... Todo en su vida era perfecto, hasta que aparecí yo, nunca debí dejar que mis emociones hablaran, está mejor sin mí.

-¡Te odio! ¡Te odio Nicholas!- me gritó, ella se dió la vuelta y subió las escaleras que deben dar con la guarida.

Pasó un buen rato hasta que bajó Cristal, pero esta vez venía acompañada por Sam, parece que desde el incidente tampoco quiere estar conmigo. Ella me miró, y pude ver compasión en sus ojos, muchos dirán que ella es fría, pero mejor que nadie sé que dentro de ella hay un ser frágil y comprensivo. Nicholas no fue el único que se enamoró de ella por aquel entonces, sino que yo también lo hice, esa chica era encantadora. Nadie nunca me ofreció tanto consuelo cómo ella, me escuchaba y ayudaba cuando era necesario, podía entender mi dolor porque ella también sufría mucho con su tía... Siempre fui amigo de Diana, pero hace unos años era muy cercano a Cristal, y sin importar que tan mal Nicholas se comportará con ella, Cris siempre estuvo para mí... Hasta que la llevé a su límite.

-Cris- le dije, ella me miró algo extrañada, y Sam también se asombró, todos la llamaban Tals, a excepción mía

-Nix, ¿Cómo estás?- Me preguntó con la misma preocupación que demostraría hace unos años, Sam no podría verse más incómodo

-No lo sé Cris, ¿Qué fue todo lo que pasó?, Lo último que sé es que me le declaré a Diana, que Sam me llamó para una revolución, y luego desperté aquí y Diana me golpea, estoy en una celda-

Sam la miró asustado, y entonces noté que llevaba un cabestrillo, me pregunto qué le habrá sucedido. No entendía cómo había llegado acá, nunca llegué a saber nada de la revolución, solo recuerdo llegar al triángulo de Natura, ver a Cristal, y luego todo se tornó nubloso para mí. Creo que perdí el control hace mucho, porque nada de esto tiene sentido.

-¿No recuerdas nada?- me preguntó Sam, yo negué.

Cristal se acercó a mí, y llevó una de sus manos a mí rostro, sentí un frío en mi mejilla, pero poco a poco dejó de arder. Ella me sonrió, yo solo la miré extrañada, estaba actuando como se comportaría hace unos años. Pude sentir un poco de recelo en Sam, no lo culpo, Cristal no es la más afectuosa, y vernos así puede resultar incómodo.

-Así te dolerá menos, es lo menos que puedo hacer... Lo cierto Nick es que sí estuviste ausente por mucho, y pasaron muchas cosas, entre ellas Nicholas-

-dime de una vez por todas qué fue lo que hice- ella me miró con lástima, y Sam comenzó a enumerar todo lo que había hecho. El daño que le causé a todos, la traición, el complot con los royals, El acoso a Cristal, las mentiras a Diana, no pude sentirme más culpable.

Algunas lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, pude ver la preocupación en el rostro de ella, me abrazó a través de las rejas, yo me estremecí, pero no me soltó. Ella secó mis lágrimas, cómo lo hubiera hecho hace unos años, su contacto era frío, pero lo que transmitía iba mucho más allá de la imaginación.

Guerra de elementosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora