Memories

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El viaje fue largo y profundo, como un sueño bien dibujado en una fría noche. Sus manos se mantuvieron enlazadas hasta el final. El resto del siguiente día fue ajetreado; tanto que apenas lograron intercalar un par de miradas y sonrisas, hasta que pudieron verse frente a frente con los invitados de Hide. Uno a uno fue presentados frente a Yoshiki.

—Él es Jun, Sugizo, Inoran, Ryuichi y Shinya. —Dijo un Hide bastante animado. Parecía que su estado mejoraba cada vez, las náuseas y la falta de apetito se alejaban un poco de su mente mientras estaba ocupado en estos asuntos y además se alegraba; de no tener que ser por primera vez en mucho tiempo el borracho a quien Yoshiki debía cuidar, sino al revés.

Yoshiki por su parte saludó a todos con las costumbres americanas, mano por mano y sonrisa a sonrisa. —Hide me ha hablado bastante sobre ustedes, no logré que se callara ni un minuto durante todo el viaje. La verdad es que me gustaría escuchar su música antes que cualquier otra cosa. —El
Pianista deseaba saber que tan real eran las habilidades musicales de ellos. El estudio, aunque pequeño estaba bastante bien equipado y no tendrían problemas para demostrar sus dotes.

—Estaremos detrás del vidrio, por favor pónganse cómodos. Hagan su mejor esfuerzo. —Hide siguió a Yoshiki en automático y se resguardaron detrás del espejo en los controles de grabación.

—Espero que me sorprendan, Matsumoto; o tendrás que pagar caro por todo. —El guitarrista del cabello rebelde tomó asiento entonando una fuerte carcajada y Yoshiki se quedó sentado en la consola, viendo el moviendo del otro lado.

—~"Siempre que lo miraba, parecía un mundo. Él era un mundo al que deseaba pertenecer con todas mis fuerzas. Sus risas y nuestras locuras me hacían sentir vivo. La fina línea que dibujaba su espalda en ese cuerpo pálido y esbelto siempre se me antojaba para recorrerla con las puntas de los dedos." ~

Al otro lado una magnífica obra se acomoda en acordes y una voz que parecía digna de Los Ángeles. La cara de Yoshiki no podía ser de mayor entusiasmo, sí acaso comparada con el día en que X japan ganó su primer premio.

—No lo puedo creer, Hide. Ha sido una elección impresionante. ¡Tenemos que apoyarlos! Ellos serán grandes.
—Te lo dije, pero decidiste que era mejor señalarme con el dedo, Hime.

Parecía compungido, solo que en el interior de su corazón estaba más que satisfecho. Unos ojos se clavaron intensamente en los de Yoshiki, aun cuando no podían verse Sugizo; sabía que estaba ahí y que lo estaba viendo. Tras varios segundos de silencio en el interior y unos más hasta que Hide se dio cuenta de lo que ocurría. —¡Bueno! Ya es hora de volver allá. —Una punzada en el corazón lo hizo levantarse de su asiento y tomar a Yoshiki de la mano. Quería que Sugizo lo viera directamente.

Cuando salieron y los chicos los vieron se paralizaron unos segundos, Yoshiki fue el primero en tomar la palabra. Como siempre. —He quedado impresionado, sus dotes son maravillosos. Los apoyaremos hasta donde podamos llegar y tengan por seguro que en el momento que lo deseen podrán ser libres.

Hide se acercó a Sugizo y palmeó su hombro con cariño y amenaza. —Yoshiki ha dado su veredicto, yo sabía que sería de esta forma, pero no hay manera de hacerlo entrar en razón si no puede verlo y sentirlo. Bienvenidos, Sugizo. —Una mirada mordaz lo atacó al final del pequeño discurso. —No lo mires demasiado. —Susurrado contra su hombro y un Sugizo desestabilizado porque en el fondo sabía a lo que Hideto se refería. Eran amigos, quizá de los mejores. Se contaban tantas cosas... que jamás pensó en sentirse intimidado por esa fracción de segundos gracias a él.

—De acuerdo.

Lost By timeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora