Las luces estaban apagadas, el par de ojos que se mantenían cerrados por fin abrieron sus alas y parpadearon para adaptarse a la nula luz de aquel pequeño cuarto.
—Yoshiki Hayashi. —Dijo un hombre vestido de blanco qué pasa frente a la puerta de aquel lugar. —Se encuentra en calma, todo en orden en la sección dos. —Pero Yoshiki no sabía en donde se encontraba ni cuánto tiempo había pasado desde el último concierto. Era difícil saber si, era un día o dos o si hacía minutos acaban de llamarle para que viajara a Tokio con carácter de urgente por el accidente de Matsumoto.
Los médicos decían que estaba completamente dañado, que un corazón roto podía hacer mil cosas con la mente y una de ellas era aflojar la memoria y transtornar los recuerdos.
Eran las siete de la mañana, el sol aún no despuntaba en el alba. Era Tokio y el invierno ya se arrastraba con sus fauces por el piso. Yoshiki Hayashi llevaba un año librando una batalla contra sí mismo. Las noches se volvían largos y los días incontables.
Pero temía por sí mismo y por lo que era capaz de hacer en esos momentos en el que el pecho le pesaba como dos rocas afiladas. Se negaba a dejar ir a Matsumoto. Se negaba a olvidarlo o a bloquear sus recuerdo de aquel día. Y cuando venían a él las manos le temblaban y soltaba a llorar como un niño pequeño.
Era la segunda vez que alguien a quien amaba tanto lo abandonaba de esa forma. Se sentía solo, perdido en la bruma de un laberinto sin salida.
Tras un año de agobiante terapia psicológica y reclusión se atrevió a volver a su casa en Los Ángeles, en donde debía seguir con el tratamiento y ponerse en contacto todos los días con sus médicos.
Tomó sus cosas y se subió al auto que lo llevaría al aeropuerto. La maleta le pesaba mil toneladas de pesares que llevaba dentro.
Al abrir la puerta de su apartamento el aire frío le recorrió los pies y erizó la piel, estaba intacto; como lo había dejado aquella repentina noche. —No puede ser. —De dijo a sí mismo, derrumbado sobre sus rodillas y cubriendo su cabeza con ambas manos. Las lágrimas caían al piso sin descaro y los sollozos llenaban el lugar.
Era un llanto férreo, nítido, doloroso, jadeante. Apenas lograba respirar con elocuencia. —Maldición. —Se maldecía a si mismo, porque no quería seguir pensando, porque no quería seguir sintiendo la mierda que le comía el corazón. Estaba cansado.
La puerta de cerro a su espalda y supo entonces que estaba solo de nuevo. Solo contra el mundo un año después y sin saber qué acontecía en él.
Sus amigos sabían de la noticia, pronto comenzarían a llegar las llamadas sin respuesta y las visitas que no deseaba ver. A un Sakurai preocupado por su bienestar y a un Sugizo desesperado por encontrarlo lo más pronto posible.
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Lost By time
FanfictionEl amor entre Yoshiki y Hide siempre fue un lugar oscuro y brillante al mismo tiempo. La historia de como esta turbulenta vida se fue al fondo, al lugar en donde nada más lo puede curar. Vidas pasadas? tal vez.