7. El viaje .7

80 7 19
                                        

— Hijos míos tengan mucho cuidado en el viaje —

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


— Hijos míos tengan mucho cuidado en el viaje —

Todo el personal de la iglesia estaba en la entrada despidiendo a ambos hermanos, Lías se había apresurado para empacar sus pocas ropas y el dinero que habían recibido para su huida. Las cosas ya estaban en el carruaje junto al burro que los ayudaría a desplazarse hasta la costa en donde los esperaría un barco.

— Mis niños, por favor, apenas lleguen a Sicilia mándenos una carta, así sabremos que llegaron sanos y salvos — Dijo Rosa dándole la bendición a Lías y a Belén, la menor no quería separarse de la monja, la quería como a su madre y alejarse de ella le afectaría bastante. Lías miraba como su hermana lloraba en las faldas de la castaña con pena y para aumentar más su pesar tuvo que separar a Belén de Rosa, ambas féminas lloraban por la tristeza de alejarse.

— Bel, no llores por favor pequeña, ustedes podrán regresar cuando las cosas se calmen — La monja se acercó para abrazar a la azabache para luego limpiar sus lágrimas con su pañuelo. — Lías, cuídala mucho, tu también cuídate mucho hijo mío, sé que algún día nos volveremos a ver — Lías no evito soltar unas pequeñas lagrimas bajando su cabeza, Rosa lo tomo por las mejillas y beso su frente de forma cálida.

Las despedidas debían ser rápidas y no había tiempo que perder, Lías y Belén se marcharon en el carruaje, mientras el heleno guiaba al asno su pequeña hermana estaba sentada abrazando sus piernas en la parte interna del carro, él se sentía culpable por lo que pasaba, tal vez si se hubiera contenido un poco las propias autoridades se hubieran hecho cargo y su hermana estaría tranquila con Rosa.

No paso menos de 5 horas para llegar al puerto, Lías dejo el carruaje en un rancho que había cerca y tomo sus cosas para poder tomar el barco que estaba a punto de zarpar, Belén estaba triste tomada de la mano de su hermano. Ambos dieron una última mirada a las altas montañas de donde venían con la nostalgia de no ver a sus seres queridos nuevamente hasta que pasaran los años, Lías pensaba volver cuando Belén ya cumpliera sus 17 años, tal vez en ese tiempo las cosas podrían estar más calmadas.

Mientras subían al barco observaron cerca del lugar un gran conflicto entre la gente, estaban apedreando a alguien, pero ya no tenían tiempo y subieron al barco para poder ir a su respectiva habitación dentro del navío.

— Maten a este enfermo!! —

— No por favor! ¡Tengan piedad de mí! —

Aníbal había sido descubierto como el líder del lugar en donde masacraban, torturaban y mataban a inocentes niños, aquella tarde la gente lo había secuestrado y seria asesinado por ellos, las autoridades no pudieron hacer nada por la agresividad de la gente. Todos alababan a aquel joven que mato con sus propias manos al secuas de Aníbal sin embargo la policía no decía nada al respecto, queriendo atrapar al asesino. Algo muy raro que no encajaba en ese tema.

20 días después

— Lías, ¿¡Cuando llegaremos a Italia!? — La azabache estaba inquieta dentro de la habitación saltando en la cama, su hermano trataba de retenerla, pero dejaría que sacara su aburrimiento, aunque eso le costara la queja de los demás huéspedes.

La Intrusa (L. 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora