Capítulo 3. Mi vida diaria en medio de una competición.

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Narrador POV:

-Entonces está decidido...- dijo Terios mirando desafiante a Em desde el extremo de la mesa.

-Será una batalla por la atención de Toru-san- completó Em.

Habían pasado la noche negociando los términos de su enfrentamiento, todo para garantizar que no existan roces entre las dos, ya que seguramente tendrían que convivir juntas durante bastante tiempo, y a pesar de que se consideraban rivales debido a su afecto común hacia su anfitrión, no se tenían una escasa simpatía.

-Bien, repasemos una vez mas los términos de la competición- dijo señalando una pizarra blanca de rotulador -número 1: todos los intentos y actos deberán respetar el Acta de Protección entre especies-

-número 2: no está permitido sabotear al rival-

-y número 3 y la más importante: gana la primera que consiga más atención de Toru...-

-Y será victoria automático para la que consiga un beso suyo... Pero no vale que se lo demos nosotras, tiene que dárnoslo él-

-Bien, entonces... ¡Está decidido!- dijeron finalmente al unísono.

A la mañana siguiente, nuestro anfitrión despertó con la luz del alba, encontrando su cuerpo siendo aferrado por unas zarpas como guadañas desde su espalda, mientras otros brazos envueltos en quitina rodeaban su cintura. Miró hacia atrás y encontró el rostro de Em durmiendo plácidamente agarrada a su espalda, intentó escapar de su agarre, pero al igual que la mantis religiosa que engancha a sus presas para devorarlas lentamente sin posibilidad de huida, deshacerse de sus zarpas se hizo imposible. Fue entonces cuando se empezó a despertar.

-Hm... buenos días Toru-kun...- dijo aún medio dormida.

-Buenos días...- respondió él tratando de ser educado -esto... Em ¿Qué haces agarrada a mi espalda, en mi cama, en mi cuarto?-

-Esta noche ha refrescado y vine buscando calor corporal...-

El pobre suspiró con una aire de comprensión y cansancio -podrías habérselo pedido a Terios, compartís cuarto, y seguro que no le habría importado...-

-Terios tiene el sueño muy ligero...- respondió ella -además, con su cola y cornamenta hubiese sido muy incómodo para mí agarrarme...-

-Vale pero... tengo que levantarme...- dijo él -así que su pudieras soltarme para poder hacer mis rituales matutinos me gustaría que...-

-Solo un poco más...- interrumpió -p-puedes levantarte si quieres mientras me agarro a tu espalda, mi cuerpo es ligero, así que puedes moverte mientras mi cuerpo se calienta...-

-bueno va...- dijo derrotado levantándose mientras el empusa seguía agarrada a su espalda como un Pokémon. No era el tener que cargar con ella lo que le molestaba mas de la situación, es que además no había podido ponerse la camiseta del pijama y además sentía los pechos de Em apretando contra su espalda sobresaliendo por los bordes de su brasier, lo cual era bastante inapropiado, por no hablar de las garras que se le clavaban a los hombros como dos cepos para osos puestos a modo de mochila.

Después de bajar finalmente las escaleras, un olor delicioso llegó a su campo olfativo proveniente desde la cocina, se ve que Terios había madrugado.

-¡Buenos días, Toru <3!- dijo ella alegremente mientras se giraba para dejar ver su conjunto compuesto únicamente por ropa interior y delantal. Sin duda era difícil resistirse a semejante visión -Eh... ¿por qué llevas a Em como si fuera una zarigüeya?- preguntó.

Mi vida diaria con chicas M.O.N. (M.O.N. Musu.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora