La gran bulla que se escuchaba en el salón era solo el constante choque de muchas voces que resonaban en el pequeño salón de clase, por curiosidad se había acercado un joven de cabellos negros con ojos igual de oscuros pero llenos de un brillo especial y curiosidad.
Entre tantas voces pudo reconocer esa voz que donde quiera que fuera sabría de donde provenía sin dudarlo, ella estaba allí parada con los brazos cruzados supervisando lo que sea eso en lo que están trabajando sus compañeros y ella, no alcanzaba a ver que era en lo que trabajaban lamentablemente, pero si alcanzaba a verla perfectamente a ella.
Hoy se le notaba más cansada que ayer, posiblemente tuvo muchas cosas que hacer en la noche y no logró descansar, muy en el fondo le frustraba verla así. Sin tener una oportunidad de ayudarla o ofrecerle algo para aliviar su cansancio, él estaría dispuesto a lo que sea por ella.
Pero él solo podía mirarla en silencio desde la lejanía sin tener una forma de intervenir o encontrar una manera de ayudarla.
Quería hablarle como lo hacían los demás chicos que estaban alrededor de ella los cuales discutían sobre lo que hacían. Eran unos simples deseos que serían fáciles de cumplir para cualquiera con más de diez metros de valentía pero él ni a dos centímetros llegaba en este momento.
Los nervios lo comenzaron a devoraban tanto que sus manos podrían comenzar a sudar con la idea de querer acercarse, hecho que solo lo empeoraba pero pasó a segundo plano de ser el causante de esa reacción, incluso sus mejillas no ayudan sonrojándose tampoco, todo empeoraba cada vez más.
Y fue causado porque ella giró su rostro en su dirección, ella lo miró fijamente con sus lindos ojos que pasaron a ser un complemento más de su bello rostro para dar paso a que sus labios dejaran de ocultar sus dientes dando una imagen completamente curvada de sus labios, él pensaba que iba a morir allí, ella lo estaba mirando a él.
¡A él! Parecía una cosa increíble, inesperada, imposible hasta inefable de creer...Pero nada de eso era real.
Tenía sus brazos cruzados mientras avanzaba lentamente hacía él, su expresión no cambió seguía mostrando esa linda sonrisa que solo le dedicaba a él, y solo a él.
—Park Jimin...¿Qué haces aquí?—Preguntó en un tono bajo que le erizó la piel al joven.
—Noona...Yo—Fue lo único que pudo pronunciar ya que la mayor fue llamada por sus compañeros, soltó un suspiro de frustración causando que sus ojos también giraran.
—¡Voy!—Gritó en dirigiendo su voz a sus compañeros, se giró nuevamente—Espérame por allí, vamos a hablar.
***
**
*
El salón se haya solamente con dos almas que fueron separadas por fuerzas mayores con las cuales no podían combatir. Pero nuevamente estaban allí, juntos.
No hagamos de esto un drama de hace muchos siglos, vivimos en una época moderna y la tecnología nos favorece, estos dos tuvieron contacto gracias a las redes sociales así que esto no es una sorpresa del todo, el re-encuentro no fue aleatorio ni casual, él sabía que ella estaba estudiando allí y ella sabía que él por fin entraría a estudiar en esa universidad, la espera de ambos fue una gran desesperación que más de una vez los hizo querer salir corriendo a verse pero se contuvieron solo con conversaciones o una que otra llamada, y aún así no era suficiente además de imposible ya que ambos vivían en lugares muy separados.
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Noona please, love me (P.J)
RomansaA los chicos le gustan las chicas, a las chicas le gustan los chicos, a los niños le gustan las chicas mayores y las mayores les gusta jugar con ellos porque son niños y jugar es divertido. ¿En conclusión? -Noona! ¿Cuando vas a quererme?