Arremetida tras arremetida. Embisto sin clemencia una y otra vez, mientras en mi mente no dejo de reproducir el recuerdo de lo que sucedió una hora antes. Pensar en la suavidad, la calidez, la humedad, y los gemidos de esa mujer, hace posible que prescinda de la ayuda de Clementine. Imaginar que es Harper a quien follo con vehemencia, me pone a mil. Leah gime y se retuerce de placer debajo de mí, mientras la penetro por detrás.
—Sí, así. Me encanta sentir tu polla bien profunda —jadea la rubia.
¡Madre mía! Con lo que me gusta que me hablen sucio, pero viniendo de quien viene, me corta el rollo en el acto. Tengo que hacer un esfuerzo sobrehumano para concentrarme en mi erección.
«Los diez mil dólares valen la pena», me repito una vez más. «Cada vez más cerca de lograrlo», reitero mi mantra personal.
—¿Así? —Siseo, mientras sigo embistiendo con fuerza—. Estás tan apretadita —tenso mi mandíbula.
—Me corro. No te detengas —musita ella—. Que rica polla tienes —continúa hablando, ciñéndose al guión.
Cierro los ojos con fuerza y trato de no acabar aun, pero es imposible. La imagen de Harper aparece en mi cabeza y me arrastra al borde del clímax. ¡Cielos! Esos pezones rosados, esa boquita recorriendo la punta de mi pene, ese coñito tan estrecho y dispuesto a complacerme... ¡Joder! No puedo soportarlo más.
Salgo con rapidez del interior de Leah y ella se incorpora con un movimiento raudo para que me derrame sobre su rostro. Ella lame y se relame, mientras mira directo a la cámara que acercan a su cara. Se pasa las manos por donde ha caído mi semen y se lo esparce por sus senos. Continúa tocándose por unos cuantos segundos más, hasta que oímos la palabra mágica.
—¡Corte! —vocifera Josh.
En cuanto el camarógrafo deja de grabar, una mujer muy alta y morena, aparece de la nada, con un albornoz blanco para Leah.
Ryan se acerca a mí y me proporciona una toalla para que me seque el sudor, acto seguido, me da una palmada en el hombro.
—Muy bien —dice en tono apremiante—. Lograste sobrevivir a Leah Red —dice casi susurrando, una sonrisita socarrona se asoma en sus labios—. Diez escenas más con ella y podrás olvidarte de unas cuantas deudas y tomarte unas merecidas vacaciones.
Lo miro con cara de pocos amigos.
—Ja ja —rio con desgana—, mira como me destornillo de risa con tu mal chiste —dejo escapar un suspiro de frustración—. Una escena más con esa mujer y te juro que me vuelo los sesos —hablo muy bajito para procurar que nadie más, además de Ryan, me escuche.
—¡Oh vamos! No es tan malo. Ella es...
—Ella es preciosa, pero no soporto su forma de ser —lo interrumpo.
Ni Leah ni yo cruzamos media palabra. Ya no hace falta actuar ni fingir. No somos amigos, solo somos dos personas que han tenido sexo duro frente a un montón de personas, por una cuantiosa suma de dinero, y para el sano disfrute de los suscriptores de .
Sin perder tiempo me dirijo al baño. Necesito darme una ducha con agua tibia para relajar mis músculos. A estas alturas del día, ya comienzo a tener agujetas, debido a la excesiva actividad física que he tenido.
Casi media hora después, Ryan me espera en la salida, para ir a almorzar y luego llevarme al concesionario, donde pasaré recogiendo mi auto.
—Llamé a la diseñadora de interiores y me dijo que desea reunirse contigo para finiquitar los detalles de la decoración. Quiere saber si deseas madera o metal para las puertas —dice mi amigo.
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Limerencia y Frenesí
RomanceTODOS LOS DERECHOS RESERVADOS Sinopsis: Cuando Harper se despierta esa mañana, con dolor de cabeza, y se dispone a vestirse para ir al acto de graduación de su hermanito, no se imagina que ese mismo día, un apuesto caballero de enigmática mirada y c...