Amaia:
—Miriam —Murmuré reaccionando por fin al mismo tiempo que me acercaba a mi profesora. —¿Qué haces aq-
—Es mejor que me vaya —Me cortó ella girándose para abrir la puerta del coche.
Pude notar cómo su voz sonaba triste y decepcionada y me inundó un sentimiento que no supe identificar. No era culpabilidad, pues al fin y al cabo ya no estábamos juntas y yo no estaba haciendo nada mal, pero ver a Miriam así me dio mucha pena.
—Espera —Agarré suavemente su brazo para que no se marchara. —Dime qué hacías aquí.
Durante unos segundos la gallega no cedió y, nos quedamos calladas mientras me daba la espalda, pero finalmente se giró y habló con la mirada en el suelo:
—Vine a felicitarte —Se encogió de hombros vagamente. —Pero quizás no llegué a tiempo.Me fijé en que en el asiento de atrás llevaba la guitarra y unas flores y, sentí cómo mi corazón se rompía un poco.
Joder, había vuelto a cagarla, pero no, esta vez no me sentiría culpable; Miriam y yo llevábamos tiempo sin estar juntas (aunque hubiéramos seguido liándonos de vez en cuando) y no podía seguir esperándola, al menos no hasta que me demostrara que iba a estar bien conmigo si volvíamos.
Sin embargo, no pude evitar sentirme mal por ella.
Y, a quién quería engañar, en el fondo no había nadie como ella, realmente no había llegado tarde a ningún sitio, como estaba diciendo. Seguía en mi cabeza y, sobre todo, en mi corazón. Solo tenía que jugar bien sus cartas.—Al menos has llegado —Sonreí dulcemente inclinando un poco la cabeza, buscando sus ojos, que seguían en el suelo.
—Y ella también —Murmuró tristemente refiriéndose a Ana. —Y antes que yo.
—¿Eres idiota? —Pregunté, aunque de forma calmada. —Tú ya estabas conmigo mucho antes de conocerla.
—Ya, pero, ¿lo sigo estando? —Soltó casi en un susurro, estaba verdaderamente triste.
Yo me reí levemente, pues me parecía de locos que Miriam pensase que había podido reemplazarla tan rápido.
Sí, me había visto besarme con otra chica, ¿pero y qué? Eso no significaba que no me acordara de ella cada día y deseara verla.—¿Te parece gracioso? —Preguntó la gallega mirándome a los ojos.
—Pues sí, la verdad —Respondí dedicándole una sonrisa sincera. —Me parece gracioso que pienses que podría olvidarte tan pronto.
Miriam se quedó callada y, noté cómo una tímida sonrisa se abría paso entre sus comisuras, aunque, la escondió rápidamente.
—¿Te gusta? —Volvió a preguntar refiriéndose a la canaria.
—Un poco —Me encogí de hombros como quitándole importancia. —Pero, ¿qué más da eso?
—Yo creo que sí que importa —Soltó una Miriam sincera.
—En el fondo sabes que no.
—¿Cómo? —Preguntó la gallega. —No entiendo a qué te refieres.
—Yo creo que sí, Miriam —Asentí poniéndome seria esta vez. —Sabes que venga quien venga y pase el tiempo que pase, tú siempre serás la primera.
Mi profesora se quedó callada ante mis palabras por lo que supuse que no se las esperaba, cosa que me sorprendió, pues para mí era muy obvio que yo seguía enamorada de ella.
Noté cómo los ojos se le iluminaban un poco y la emoción iba sustituyendo a la decepción:
—¿Entonces? —Preguntó dejando escapar una sonrisa demasiado honesta.—Entonces haz lo que habías venido a hacer —Respondí acercándome un poco más a ella. —Felicítame, pídeme perdón... Lo que sea, pero vamos a dejarnos de tonterías de una vez por todas.
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CON LAS GANAS [AMIRIAM]
Fanfiction12 de septiembre, 9 de la mañana. Quién le iba a decir a Amaia que desde ese momento su vida cambiaría para siempre. Sus ojos encontraron los de alguien nuevo, alguien imposible de alcanzar... o no.