sᴇᴠᴇɴ

2K 259 41
                                    

— ¿Qué hora es? — Pregunte mientras me daba la vuelta sobre mi misma en el césped, el cual estaba algo húmedo.

— Mi teléfono también se ha apagado, así que ni idea.

— ¿Qué hora era la última vez que te pregunté?

— Las tres. — Contestó, y por primera vez fue difícil para mí descifrar lo que expresaban sus facciones.

Me moví un poco, arrastrando mi cuerpo más cerca del suyo. Chan estaba tumbado mirando al cielo y ahora yo lo estaba mirando a él.

— ¿En que piensas? — Rompí el hermoso silencio que habíamos creado y nuestros ojos hicieron contacto. Sentí una fuerte nostalgia al recordar la primera vez que nos vimos, juntos tirados en el suelo, otra vez.

— Solo quería decirte que ya es tarde, pero no quiero irme, así que he entrado en una especie de debate mental entre mencionarlo o no.

— Ah... — La cara que puse debió haberle hecho mucha gracia, ya que su reacción no era para menos. — ¿De que te ríes? — Proteste.

— De ti. — Dijo obvio.

— Creo que no te sienta bien pasar tanto tiempo conmigo. — Le reproché en tono burlón.

— Es no es verdad. — Se acomodó quedando sentado a mi lado. — Además, siempre me lo paso genial cuando estamos juntos.

— No lo entiendo, pero gracias.

— ¿Qué no entiendes? — Preguntó extrañado.

— No entiendo cómo eres capaz de estar cómodo conmigo. — Contesté simple y me miró como si hubiera cometido un crimen... otra vez.

— ¿Por qué dices eso?

— Bueno... digamos que soy como la música alternativa, solo que peor. — Chan abrió la boca ligeramente con un rostro de confusión.

— Lo cierto es que tienes unas metáforas muy raras, ¿Cuál es el problema de la música alternativa? a mí me gusta.

— A eso voy; o la amas o la odias.

— No creo que eso sea tan malo, caerle bien a todo el mundo es imposible.

— Puedo contar la gente a la que le agrado con los dedos de la mano, y no tengo más de diez.

Abrió la boca de nuevo, solo que esta vez parecía tener algo que decir, tristemente esas palabras nunca salieron y la volvió a cerrar. No fue hasta el segundo intento que logró hablar.

— Si fueras música, yo bailaría.

— No sé de que diablos estás hablando

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— No sé de que diablos estás hablando.

— Venga Hyunjin, no es como si fuera a meterme en tu banda.

Rápidamente se dio la vuelta y tapó mi boca. Sorprendida por aquel acto tarde en reaccionar, pero cuando lo hice fui brusca a la hora de apartar su mano.

— ¿Eres idiota? ¿A que a venido eso?

— La única idiota aquí eres tú, ¿es que cada vez que hay un nuevo rumor te tapas los oídos?

— Mi círculo social es algo escaso.

— Eso da lo mismo, deberías tener cuidado con lo que pides.

— Vale, perdón. — Rodé los ojos y solté un suspiro. — ¿Pero me la darás?

— ¿Por qué eres así? — Soltó irritado. — ¿No puedes simplemente respetare como todo el puto mundo en este sitio?

— ¿Debería?

Sacudió su cabeza y asintió con una sonrisa forzada. Sus ojos estaban abiertos de par en par, pero daban igual sus múltiples intentos por infundirme miedo, cuando quería algo lo conseguía.

— Tienes suerte de que esté de buen humor.

— Es lo que tiene el amor .— Bromeé — ¿Tendré que agradecerle a Jeongin el favor que seguro me vas ha hacer?

— Mejor se lo agradeces a los dioses, ellos nos juntaron.

— Vale, entonces; gracias dioses por hacer esta unión me beneficie a mí también de alguna forma.— Dije sarcástica.

— Interesada. — Murmuró por lo bajo. — Si de verdad quieres una pistola, ven aquí mañana a la misma hora. — Sonreí complacida y asentí.

— Nos vemos mañana.

— ¿Seguro que no te molesta?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— ¿Seguro que no te molesta?

— Para nada, además, estoy sólo en casa.

— ¿Con que tipo de intenciones...?

— ¡Murphy! — Se quejó. — Con las intenciones más puras que tu sucia mente pueda imaginar.

— Eso es bastante puro. — Admití. — Pero hablando enserio, no tienes por qué hacerlo.

— Lo sé, quiero hacerlo. Yo soy el que te lo ha ofrecido, ¿recuerdas? — Preguntó levantando una ceja.

— Claro que me acuerdo, pasó hace medio minuto.

— Sólo era por asegurarme. — Soltó una pequeña risita y me estiró su mano. — ¿Vamos?

Un poco dudosa la cogí y el entrelazó nuestros dedos logrando que me sonrojarse, algo raro en mí.
El camino, además de corto fue silencioso, al principio me sentía incómoda pero luego empece a disfrutar de la calma que nos rodeaba. 

Las calles eran tenuemente iluminadas por farolas, no había nadie caminando a estas horas y tampoco había mucha gente moviéndose en coche. En cualquier otro momento me habría sentido totalmente agobiada por no conocer la hora ni el lugar por el que caminaba, pero ese no era cualquier momento. Chan estaba agarrando mi mano, guiándome por el camino correcto.

─ 𝐒𝐄𝐌𝐏𝐈𝐓𝐄𝐑𝐍𝐎 ϟ B.C.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora