— Tienes mi atención. — Dije acercándome a él.
— Es la primera vez que me cuesta tanto ganarme la atención de una mujer. — Bromeó, aún que ambos sabíamos que no mentía.
— Como si pudieras hacer algo con ellas, genio. — Podría haberle recordado que su unión era del otro género, pero preferí no abrir esa herida.
— ¿Por qué lo dices? — Rodeó uno de mis brazos con su mano y me tiró hacia él, pegando mi oreja a su boca. — ¿Acaso tú no te has saltado las normas ya?
Me separé de golpe, a pesar de que lo había susurrado, tenía miedo. Absolutamente nadie podía enterarse de eso. Di un paso atrás y por mi mente pasó la vaga idea de salir corriendo, pero ¿para qué? Eso no iba a borrar su memoria.
— No sé de lo que hablas. — Lo bueno es que no había tartamudeado, lo malo es que Hyunjin es lo suficientemente astuto como para no haberse tragado mi pésima actuación.
— Deberías pagar eso. — Señaló al bote de champú, el cual estaba agarrando con bastante fuerza debido a los nervios. — y así nos vamos para hablar fuera.
— No. — Negué con la cabeza y lo dejé en la estantería que tenía al lado, ese no era su sitio pero poco me importaba. — Creo que ya no lo necesito.
Él asintió, se dio la vuelta para salir del supermercado y aún que mi cerebro le mandara órdenes a mis piernas de seguirlo, estas no hacían caso. Tampoco era la primera vez que me pasaba, lo bueno es que esta vez no sentí ni la mitad del pánico que la pasada. El castaño se dio cuenta de que no lo seguía y giró sobre sus talones para mirarme serio.
— ¿A qué esperas? — Preguntó con el tono de voz ligeramente más agudo de lo normal, no sé si era sarcasmo o enfado.
— Yo... a nada. — Murmuré. — Ya voy.
Salimos de allí siendo rigurosamente examinados desde la distancia por el encargado del sitio, Hyunjin tenía peor fama aquí que en el instituto. Solo esa idea logró sacarme una pequeña sonrisa.
Caminamos hasta un descampado, sin intercambiar una sola palabra en todo el recorrido. En mitad de la hierba seca había una furgoneta negra con los cristales tintados, por alguna razón eso me causó mala espina, no había nadie más allí y el ambiente comenzaba a sentirse pesado.— Lo siento por todo Murp. — Dijo de la nada.
— ¿A qué te refieres? — Él se paró en seco y pasó el brazo por detrás de mis hombros.
— No debió ser fácil, ¿Verdad? Tú no tenías que solucionar los problemas de tu padre.
Mis manos empezaron a temblar. Si Hyunjin lo sabía, ya me podía ir despidiendo.
— Creo que no te entiendo.
— Claro que lo haces. — Se situó delante mía y puso sus manos en mi rostro. — Ey... No llores. — Con los pulgares seco las lágrimas que habían empezado a resbalar por mis mejillas. — Para, o te daré razones para hacerlo.
— Vale, pararé. — Asentí repetidas veces con la cabeza, ya que sabía que lo decía enserio.
— Sabes, aún recuerdo esa noche... fue hace mucho, pero las cosas que te cambian la vida se recuerdan con claridad. Seguro que también sigue grabado en tu memoria. — Acarició mi pelo y apartó la mirada por un instante. — ¿Sabes que fue lo último que le dije a Jeongin? — Me quedé en silencio, estaba muerta, jodidamente muerta. — ¡Contesta!
— N-no, no lo sé. — Mi llanto se intensificó, me haría daño de todas maneras.
— ¿Cómo tengo que decirte que pares de llorar? — Gritó agarrando mi mandíbula con fuerza, podía sentir las marcas que dejarían sus dedos en mi piel.
— ¡Es incontrolable! — Espeté tratando de librarme de su agarré.
— Suficiente. — Me soltó de golpe y antes de que pudiera intentar huir me agarró del brazo y empezó a tirar de mí hacia la furgoneta. — Tengo material visual.
— ¡Hyunjin! ¡Suéltame! — Forcejeé.
— Ya que no has contestado a mi otra pregunta, dime; ¿Cuánto tarda una persona en morir por una contusión craneal?
— ¡Y yo que coño sé! — Abrió la puerta de la furgoneta y me tiró dentro de esta.
— Cuarenta y tres minutos, ¡el amor de mi vida estuvo cuarenta y tres puntos minutos luchando para sobrevivir y ni tú ni tu estúpido padre hicisteis nada para ayudarlo!
Entonces una ráfaga de empatia llegó a mí. Esa noche yo solo me encargué de uno de los cadáveres, porque al parecer solo había uno cunado llegué. Papá, si estuvieras aquí tendría muchas preguntas.
— ¿Estaba vivo? — Pregunté en un susurró. — No lo sabía, yo sólo... mi padre dijo que... fue un accidente, lo siento mucho. — Respirar comenzó a tornarse cada vez más complicado, empezaba a ahogarme debido a el nudo de mi garganta, pero necesitaba disculparme. — tenía que haber sido yo, no Jeongin, lo siento.
— Cálmate, así no se puede hablar, joder.
Se alejó de mi unos metros, aún dentro de la furgoneta miré alrededor; mapas, papeles, fotos, todo esto pegado en las paredes del vehículo. Se veía como en las películas cuando investigan una desaparición.
Me puse sobre mis rodillas y me acerqué a uno de los tantos recortes de periódico, era del día en el que todo ocurrió. Parecía que estaba obsesionado con ello, con toda la historia detrás de la misteriosa muerte de su unión.— Estas loco. — Susurré. Un bufido salió de su boca. — El chico que entró en mi casa tiene algo que ver contigo ¿verdad? — Me senté en el suelo de la furgoneta para mirarlo.
— Qué lista. — Dijo con sarcasmo.
— ¿En qué demonios pensabas?
— No fue mi idea, pero Seungmin iba detrás de mí y cuando se me presentó la oportunidad de llevarlo a una misión suicida no pude resistirme. Le dije que si lo hacía por mí le estaría eternamente agradecido, y ya ves, se lo creyó. — No parecía arrepentido y por mi mente solo rondaba la pregunta "¿Hasta dónde será capaz de llegar?"
— ¿Cómo sabias que la pistola aún estaba en mi casa? , y además, ¿Qué ganabas tú si la policía la enlazaba con el accidente? Jeongin murió por traumatismo craneal, tú lo has dicho.
— Yo no lo sabía y tampoco ganaba nada.
— ¿Entonces? — Solo sonrió en respuesta. — Estás enfermo, ¿a quién se le ocurre montar algo así? — Pregunté refiriéndome a los papeles de la furgoneta.
— Me estás cansando con tus preguntas, antes tenías miedo. — Dijo en ese tonito de psicópata.
— Pues ya no.
— ¿Segura? — Sin previo aviso agarró mis talones y tiró de estos para dejarme tumbada con la mitad inferior del cuerpo fuera de la furgoneta. — ¿Y si entro donde solo tu supuesto novio tiene permiso para entrar? — Abrió mis piernas y se colocó entre ellas. — ¿Me tendrás miedo entonces? — Preguntó mientras se desabrochaba su cinturón.
— ¿Piensas violarme? ¿Para qué? — Pregunté con miedo, tratando de evadirlo.
— Eres guapa, y a estas alturas lo de las uniones me la suda. Así que sí, pienso violarte, solo para que aprendas quien manda.
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─ 𝐒𝐄𝐌𝐏𝐈𝐓𝐄𝐑𝐍𝐎 ϟ B.C.
Fiksi Penggemar: Que durará para siempre; que habiendo tenido principio, no tendrá final" ❀; Bang Chan Ni los dioses saben como funciona el amor, atarnos no sirve. El sistema de hilos tiene fallos y nosotros sufrimos las consecuencias. ⊹ Hete...