STAY HERE

Trizas

Hoy ha llegado el día que tanto había esperado y por el cual me esforcé tanto, había pasado más de un mes desde que desperté, estábamos a horas de que me den el alta y ya me parecía pequeño y asfixiante el lugar, tenía ganas de correr fuera de aquí, el reloj en la pared parecía como si hoy deseara dar más lento el tiempo, cada día de mi estadía en este lugar me dediqué al cien por ciento a mi recuperación y por fin tenía ese pase en mis manos, podía saborear ya mi salida solo esperábamos que entrase el doctor por esa puerta a decir que me podía ir.

Tania estaba sentada en uno de los sillones y movía cada parte de su cuerpo con desesperación, ella había estado aquí cada día desde que desperté, al principio eran solo horas y con el tiempo fue incrementando hasta estar casi todo el día aquí, incluso estaba más que Ian.

En cuanto a él, Tania le había llamado a decir que me daban el alta y él dijo que apenas salía de la universidad venía o se iba a mi departamento, dependiendo de donde esté; todo este mes nuestra relación fue más inestable de lo que había sido en los dos años, un día estábamos súper bien y al otro estábamos gritándonos; es más el día en el cual llego oliendo a alcohol fue el primer día que hablé a pesar que el doctor no lo había permitido aún, le grité que se largara y mi voz sonó como si hablase un enfermo de la faringe, era una voz gutural como si de un muerto se hablase, y sentí mucho dolor del pecho y garganta durante varios días.

Al día siguiente de la discusión me pidió disculpas y trajo un oso más grande que yo y que ahora estaba al lado de Tania.

-Ainhoa ha llegado la hora, ya puedes irte a casa, no puedes dejar la rehabilitación te necesito aquí por lo menos una vez a la semana con la doctora Zoe, confío puedas seguir el régimen que te he anotado en la receta. –Las pastillas eran muy pocas y solamente para evitar complicaciones así que lo tenía todo bajo control, también no debía esforzarme demasiado y tenía que volver a controles mensuales. –Me alegra ver cómo te has recuperado, te echaremos de menos por aquí. –El doctor dio unos pequeños pasos y me envolvió en sus brazos.

-Disculpen la demora ¿No pensabas irte sin darme un abrazo verdad? -Zoe estaba parada en el umbral de la puerta, durante este mes nos habíamos visto por más de tres horas todos los días por lo cual nos habíamos hecho muy amigas, tanto el doctor John como ella fueron un pilar fundamental para mantenerme en pie y con energías dentro de este hospital, sin embargo, Zoe y yo habíamos entablado una fuerte amistad, caminé hacia ella y le entregué un abrazo muy fuerte.

-Gracias Zoe, sin ti no estuviera de pie estos momentos, gracias por todo.

-No pienses que te vas a librar muy fácil de mí, tenemos que seguir con la rehabilitación para ponernos cada vez más fuertes.

Tania y yo ya habíamos recogido todas mis cosas y solo debíamos llevarlas al auto de ella, a pesar de que tenía muchas ganas de huir de este lugar tenía muy claro que iba a extrañar el hecho de siempre estar acompañada, tener a todo el mundo pendiente de mi por primera vez en la vida fue algo muy lindo y que se me hará difícil de olvidar.

El simple hecho de poner un pie en la fría acera del estacionamiento fue increíble, era la primera vez en casi tres meses que el viento tocaba mi cara, podía oler la tierra húmeda, y ver cómo las nubes se movían en el cielo, eso era sentirse viva y después de estos meses esta era mi recompensa; Tania y el guardia del estacionamiento colocaron mis cosas en el maletero mientras yo no era capaz de moverme, quería guardar cada parte de este momento en mi mente, quería cada detalle de este estacionamiento, del cielo, de los árboles, de los pájaros cantando, quería que todo quedase intacto, este era el inicio de un nuevo camino y no lo quería olvidar.