Capítulo cinco.

15 1 0
                                    

                                                                         And I

Inhala, exhala. Inhala, exhala.

Había estado haciéndolo desde hacía dos horas atrás cuando me había escabullido por el balcón de Oliver. Había escuchado como algo se tronaba al otro lado, en el interior del dormitorio de Jay, mi mejor amigo.

Me ha resultado casi imposible volver a reconciliar el sueño que tenía apenas unas horas antes de mi incidente. Tanto que me dio tiempo de reflexionar por completo acerca de todo, de absolutamente todo.

¿Sería posible buscar ayuda?

No. Definitivamente no.

Papá…

No. Él no. Él no podría significarse como una opción ¿cierto?

Caray.

Que difícil era todo esto.

Escuché un toque en mi puerta. Uno muy leve e intranquilo apenas audible. De hecho, me sorprendí al poder identificar el sonido apenas capaz de escuchar en total silencio posible. Este no era el caso ya que camiones y autos chirriantes pasaban cada minuto.

Abrí la puerta dejando ver a un horroroso y desalineado Oliver vestido con solamente unos calzoncillos del hombre araña que le encantaba traer cuando apenas era un chiquillo que le encantaba estar pegado a nuestro padre.

Él intentó sonreírme tensando su labio interior queriendo parecer sincero. Seguramente había escuchado a Jay azotar algo contra su pared ya que no era mucha la distancia.

¿Y si nos ha escuchado?...

Esa pregunta se me quedó plantada ahí, en lo más atroz de mi mente esperando por el peor de los casos, que fuera verdad.

Lo abracé sin poder contenerme, debilitándome al verle tan tenso por presenciar aquella escena si es que a lo mejor lo había hecho. (Lo más posible)

Sentía sus frías lagrimas mojar mi blusa del pijama en mi espalda. Y lo abracé más sin decirnos ninguna palabra capas de arruinar el momento.

Cuando él se calmó absorbió de su nariz los mocos que se le estaban por salir. Todavía era demasiado joven para ir en secundaria, muy joven para poder soportar a los burlones de sus compañeros que tenía en su curso a pesar de ser solamente un año menor que yo.

Todavía sin decir absolutamente nada me tomó de la mano para luego llevársela a la luz del pasillo para poder observarla con mejor claridad. Me tomó  por sorpresa pero jamás titubeé al darme cuenta de ello.

Me miraba con ojos curiosos, admirando cada parte del azul pálido que se observaba, una gran mancha. Pasó los dedos rozándome la piel provocándome un poco de estremecimiento. Me miró alertado de mi acción reciente.

–¿Te he lastimado?

Me dio ternura que lo preguntara.

–No, descuida. El dolor no pasa nunca.

Me miró incrédulo.

–¿Cómo que no pasa nunca? ¿Qué diablos te pasó? ¿Por eso querías contactar a papá?

Lo soltó todo de un solo tirón. Definitivamente nos había escuchado.

–¡No se lo digas! – Al ver que Oliver seguía sin protestar proseguí  –Digo, yo se lo quería decir porque pensé que era obra de él que me pasara esto.

The MightyhumansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora