Capítulo 28

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—Valide, ya están dando a luz Rukiye sultán y Ümügülsüm —dijo Zeynep

—Que bien—susurró —¿Ya se sabe lo que tiene Mihrişah?

—Dudo que sea dolor de estómago —dijo riendo—Va a tener otro nieto

—Y mío también —dijo Hoşyar entrando

—Gracias a Allah tienes más hijos que Ümügülsüm—sonrió — Zeynep prepara una fiesta para Mihrişah y Hoşyar

—Sultana—dijo Fidan—Ismihan, Gevherhan y Esmehan estan entrando en labor de parto

—¿Todas entraron juntas a la Hasoda o que?—dijo riendo Hoşyar

—No, pero si una cada día —suspiró Dilaşud —Ya sabes que hacer fidan

—¿Quiere leernos un rato?—dijo llegando Mihrişah— su voz es tan tranquila y relajante

—Por eso mi hijo no me escucha—murmuró—claro, ¿Te quedas Zeynep?

—No sultana, tengo que ver que los bebés nazcan bien—le sonrió y salió.





Ocho horas después.

Ya han nacido todos los bebés —dijo Fidan

—¿Cómo se han llamado?—dijo Hoşyar tomando la palabra.

—Rukiye sultán ha tenido a las gemelas Sayeste y Mahfiruz, Ümügülsüm ha tenido a los mellizos Hanife y Onur, Ismihan ha Gulfem, Esmehan ha Hanzade y Orhan y Gevherhan a los trillizos, Selin, Mihriban y Mustafa.

—cuántos niños—suspiró Dilaşud cansada
—Que bien, iré a la Fundación—susurró levantándose, todas lo notaron, todas notaron su cansancio

—Sultana, no es mejor descansar,se le nota cansada—dijo Hoşyar

—Tonterías, tengo que ir—susurró






Los meses pasaban, por todo el palacio se escuchaban risas de almas inocentes, risas que ese palacio y trono quitarían en algún tiempo, todos se preguntaban por que la vida estan cruel, eso es lo que se obtiene a cambio de poder,dolor, un dolor que no se le deseaba a nadie.



Hoşyar y Mihrişah dieron a luz meses después y con semanas de diferencia, Hoşyar tuvo Turhan Sultán y al Şehzade Alaadin, Mihrişah a una hermosa niña de nombre Häshämärhä, Dilaşud estaba feliz por sus nietos pero dolida por sus hijos, sus nietos por parte de sus Şehzades menores estan encerrados en las kafes al igual que sus padres y sus madres en el antiguo Palacio, las ideas se le iban, no tenía un plan para asegurar la vida de sus pequeños hijos, estaba perdida y cansada.


—Están hermosa Mihrişah, trae al pequeño mañana, Rumeysa quiero almorzar con todos mis nietos mañana—sonrió

—¿Te sientes bien?—dijo Handan

—Cansada, angustiada, si muy bien —murmuró

—Y malhumorada—dijo Dilruba—Su Majestad está buscando esposos para mis hijas, ellas están feliz, al fim se irán de aquí.

—¿Y tu?—la miró

—No me iré

—Si quieres hazlo, ve con ellas, busca tu libertad, casate si quieres, vuela lejos de éste infierno—la miro—ambas

—Si quieres hazlo, ve con ellas, busca tu libertad, casate si quieres, vuela lejos de éste infierno—la miro—ambas

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—¿Y dejarte?—suspiró Handan

—No pueden quedarse aquí a sufrir por mi, pueden ser libres y felices

—¿Y tu no serás feliz?

—La felicidad no existe cuando tu hijo es sultán, no cuando pierdes a un hijo, o a todos —susurró

—No pienso irme—dijo Handan —Sólo tu y Mihrunissa me quedan, Dilruba tiene dos hijas aún

—No me iré tampoco, hasta el final me quedaré a tu lado, así cómo Şah sultán, siempre estuvo para Atike sultán —sonrió Dilruba

—No me iré tampoco, hasta el final me quedaré a tu lado, así cómo Şah sultán, siempre estuvo para Atike sultán —sonrió Dilruba

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—Gracias, de verdad—sonrió

El Sultanato de Mustafa el cruel© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora