Sweet Child O' Mine

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-¿Dónde está Sasha?

-No lo sé, no la he visto hoy. -respondió Liz a su pelirroja amiga.

Y, es que, ésta llevaba todo el día buscándola e intentando localizarla. Pero, no había ni rastro de ella.

-¿Es que nadie tiene ni idea de dónde está? -suspirando, Alex se dejó caer en el sofá, ya algo cansada de estar buscando a la rizada por todas partes y no obtener resultado.

-Quizá esté en algún bar, ¿has ido al de siempre?

-Sí, ha sido lo primero que he hecho. Pero, nada.

Refunfuñando, Rose se volvió a levantar, aún queriendo buscarla, y con la esperanza de que apareciese por alguna parte.

-¿Por qué no esperas a que vuelva? No creo que tarde mucho -Liz se encogió de hombros al ver a su amiga tan desesperada.

-Estoy preocupada. Esta mañana no estaba cuando me he despertado. Y, si hubiera sido algo insignificante, me hubiera dejado aunque fuera una nota. Pero, no. No me ha dicho absolutamente nada.

-Le habrá surgido algún asunto importante. -Sophie apareció en la sala, bebiendo una cerveza como si nada.

-¡¿Qué es más importante que cenar conmigo?!

-Calma, rabiosa. -y, esas palabras de Lizzie, fueron las detonantes para que la pelirroja cogiese sus llaves y un paquete de tabaco, para salir del apartamento hecha una furia.

-¡Tu puta madre!

...

-¿Lo ves normal? -dijo la pelirroja, cigarro en una mano y copa en la otra- Yo le doy absolutamente todo de mí, lo mejor que tengo para que no se canse de mi comportamiento de mierda... Porque, sé que soy una persona difícil, ¿sabes? Soy completamente consciente de que estar a mi lado es un puto deporte de riesgo, e intento guardar todo lo malo dentro para que no se acabe cansando. Y, ¿así es como me lo paga? ¡¿Desapareciendo en un día tan importante?!

El camarero parpadeó un par de veces, pensando en que no debería darle más alcohol a aquella chica. Pero, los muchos billetes sobre su mesa conseguían hacerle cambiar de opinión. Así que, únicamente se dedicaba a asentir y negar mientras ella hablaba y hablaba.

-Seguro que está en alguna puta fiesta o drogándose debajo de un puente. Porque, claro, eso es mucho más importante que yo. Por supuesto que lo es. -rodó los ojos mientras fumaba- Y, yo, como una idiota, escribiéndole una canción. Como una niñata ingenua. Porque, después de todo es lo que soy, ¿no?

Gruñó y siguió maldiciendo en voz baja, sin darse cuenta de que ni el camarero la escuchaba ya, pues estaba atendiendo a otro cliente.
Pero, entonces, Lizzie entró al bar, sabiendo que su amiga estaba allí, y suspiró al verla recostada sobre la barra.

-Dios, Alexandra. -suspiró, agarrando su brazo para llevársela de allí- Vamos, es hora de volver a casa.

-¡No quiero! -la pelirroja se cruzó de brazos. Aunque, por poco, casi se cae del taburete en el que estaba sentada.

-Me importa una mierda lo que quieras, nos vamos.

Y, aunque quiso ponerle más resistencia, no lo hizo. Pues, sabía que Liz estaba en mejores condiciones que ella y que saldría perdiendo.
Así que, a pasos torpes y vacilantes, siguió a la pelinegra hasta el apartamento que compartían todas, mientras la otra la regañaba por hacer algo así. A pesar de que era algo que todas hacían.

Pero, de lo que Alex no se percató fue de que, el camino que estaban tomando, no era realmente el camino hacia el apartamento. Y, no fue hasta que llegaron, que se dio cuenta de que no estaban allí, sino en un precioso jardín decorado con farolillos de luz azulada y blanquecina.

-¿Qué es esto? -preguntó, completamente confusa. Pero al girarse, se percató de que su amiga ya no estaba- ¿Lizzie?

Ante sus torpes aclamaciones, no hubo respuesta. Pero, saltó de un susto cuando alguien le tapó los ojos por detrás, los cuales tenían el maquillaje corrido por haber llorado en el bar.

-¡¿Quién coño eres?! -exclamó, con los pelos de punta y apretando los puños.

-Tranquila, fiera -escuchó una voz suave reír, que hizo que sus hombros se relajasen al instante.

-¿Sash?

En cuanto pronunció su nombre, la rizada apartó las manos de su cara y dejó que se girase hacia ella, que sonreía ampliamente.

-¡¿Dónde mierda estabas?! -gritó la pelirroja, al borde del llanto de nuevo. Aunque, únicamente, queriendo lanzarse a sus brazos.

Y, así lo hizo cuando escuchó la respuesta de la rizada, que señalaba la mesa en medio del bonito y elegante jardín. Preparada para que ambas cenasen juntas allí.

-Felices seis meses, amor.

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Bueno, quería hacer algo un poco más especial y menos convencional que solo escribirte algo. Así que, he querido hacer este pequeño capítulo dedicado a ti ❤️

Felices seis meses, mi Slash.
Te quiero muchísimo
Mitch_TheBeast
💜

BLOOPERS (Nice Girls)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora