La cueva de las maravillas

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Ya por la noche los hijos adoptivos del príncipe se percataron del rostro triste de su padre.

-Jade está muy triste ¿Habrá sido por sus lecciones o algo así? No hemos podido verlo hasta ahora- comentó el menor de ropaje carmesí al ver al principe sentado en el muro de la fuente en compañía del tigre.

-No tengo ni idea, pero puede que Tim sepa algo. Ya que aún no termina sus lecciones, solo esperemos que no sea nada grave- dijo su hermano antes que ambos se acercaran al príncipe para tratar de animarlo.

Mientras los menores hacían lo posible por tratar de animar al príncipe, el menor de los hermanos se había infiltrado en los calabozos tras haber oído la conversación que tuvo su padre con Ras.

-Tal parece que era cierto...No hay criminales recientes aquí- dijo desanimado antes de sentir dos presencias que lo observaban desde las sombras, por lo que dando un giro ágil amenazó con una daga.

-Tranquilo, gatito. Solo queríamos saber quién andaba por aquí a estas horas- dijo un joven pelirrojo mientras salía entre las sombras con las manos arriba junto a su compañero revelando a jóvenes de 13 años vestidos con uniformes iguales al de los guardias adultos, pero lo que los diferenciaba era que uno usaba un emblema de un rayo y el otro siempre llevaba su arco colgado en el pecho.

-¡Wally! ¡Roy! Me alegro mucho de verlos- dijo con una gran sonrisa antes de guardar su arma.

-Es un poco raro verte a estas horas, gatito ¿Acaso viniste con Jay?- preguntó con interés el menor con el arco mirando detrás del niño.

-Lamento romper tus ilusiones, pero hoy es una misión para uno- respondió con una sonrisa haciendo que el joven se desanimara.

-Tranquilo, hermano. No olvides que Jay dijo que quería entrenar contigo mañana- le recordó.

-Eso cambia todo ¿Podemos ayudarte en algo, Timy?- preguntó con una gran sonrisa más animado.

-De hecho sí, ayer por la noche atraparon a un joven en el bazar bajo las órdenes de Ras ¿Lo han visto por aquí?

- ¿Un jóven? Sí, íbamos a comer cuando lo vimos siendo escoltado por los guardias a la zona este del calabozo. Que yo sepa no lo han sacado de ahí todavía- explicó el menor con el emblema del rayo.

-Bien, tal vez él pueda explicarme lo que pasó con mi padre- dijo emocionado.

- ¿Y por qué la emoción? Que yo sepa él solo era un ladrón- dijo el joven de arco confundido al ver la reacción tan alegre de su amigo.

-Se los cuento en el camino, ahora debemos ir por él- dijo corriendo seguido por sus amigos, sin percatarse de que alguien los espiaba por una de las ventanas con rejas.

-Así que la zona Este- susurró antes de correr lo más rápido que pudo hasta allá.

Mientras los menores estaban en camino en una de las oscuras celdas el joven ladrón trataba de liberarse de las cadenas que lo apresaban, mientras se criticaba a sí mismo.

-Así que era el príncipe ¿Cómo no me dí cuenta ?

-No pudimos habernos dado cuenta, nunca lo habíamos visto antes- comentó con una sonrisa desde las rejas.

-¡Kon! Me alegra saber que estás bien, amigo. Vamos, ayúdame a salir de aquí- dijo con una sonrisa antes que su hijo doblara los barrotes para poder entrar sigiloso.

-Parece que nuestros poderes no sirven si estamos de malas, padre- le recordó en broma rompiendo las cadenas con sus manos liberando a su padre.

-Creo que estaba muy distraído para eso. Muchas gracias, Kon- dijo apenado mientras se sobaba las muñecas.

Aladdin  (Versión Superbat )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora