Cuatro jodidas horas llevo encerrada en mi habitación, o al menos creo que es mi habitación; este sitio a cambiado mucho desde que me fui, las paredes antes tenían un papel pintado de flores que estaba comenzando a despegarse por una esquina y el baño olía a humedades; ahora todo es nuevo, un suave color crema me rodea y me llega el olor de las flores que están en un pequeño jarrón en el tocador; en realidad toda la casa a recibido un lavado de cara. Si que soy rentable.
Tocan suavemente la puerta y veo como se asoma una cabeza canosa, el viejo Simon, lleva con nosotros desde que Duncan nació. ¿Dónde estas hermano?
-Niña Solana, sus padres la esperan para cenar- Evita mirarme a los ojos.
- Gracias, ahora voy- Mis padres no me han dirigido la palabra desde que llegue, eso si la mirada asesina de mi madre prometía una cena movidita.
Respiro hondo y me dirijo hacia el comedor. 1, 2, 3…adentro.
Una larga mesa me recibe; mi padre, a la cabeza de la mesa esta sentado en una enorme silla de madera, es tan grande que hace que el parezca pequeño, mi madre esta sentada a su derecha bebiendo una copa de vino, mi mirada se fija en su cuello, esta decorado por un enorme collar de oro con un colgante de rubi. Eso debe pesar.
Me siento a la izquierda de mi padre, ninguno de los dos parece notar mi presencia. Una sirviente a la que no conozco entra por la puerta de servicio empujando un carrito con la cena, nos sirve en silencio. Solo se oye el ruido de los cubiertos contra los platos, los nervios me están matando y decido dar el primer paso
-¿No vais a decir nada? Llevo seis meses fuera, Duncan esta desaparecido y vosotros cenando tranquilamente.
-¡¡¡¡¡TRANQUILAMENTE!!!!!- Mi madre al final explota- Llevamos seis meses dando escusas sobre vuestro paradero, seis meses diciéndole a nuestras amistades que estais muy ocupados con vuestros enlaces, sin saber si perderíamos otra vez nuestra fortuna por vuestros estúpidos caprichos.
-¡Como que estúpidos! Nos cambiaste a cambio de posición y dinero, mama; soy tu hija y me vendiste.
-No te he vendido, he asegurado tu futuro- No soporto esta mentira mas tiempo.
- El tuyo es el que has asegurado, solo te interesaba volver a tus estúpidas fiestas y tus ganas de aparentar- Veo como enrojece desde la raíz del pelo hasta el escote y la veo apretar los puños.
- ¡Basta ya!- La voz de mi padre suena cansada mientras nos mira a mi madre y a mi- tengamos la cena en paz; Solana lleva mucho tiempo fuera de casa, dejemos que descanse y tu Carlota debes recordar que lo que poseemos ahora se lo debemos a nuestros hijos, así que no la presiones tanto; tras esto continuemos la cena.
Mi madre no parece muy satisfecha pero veo que respira profundo y cede, pero sé que es momentáneo, en cualquier momento volverá a la carga.
Mis padres se retiran a la salita de té y yo me dirijo al jardín a que me de un poco el aire; esta precioso, han plantado rosales y su olor lo inunda todo; camino despacio mas allá del jardín, hacia un pequeño bosque.
En este bosque Duncan y yo jugábamos al escondite de pequeños, de los pocos recuerdos buenos que poseo, me voy adentrando mas en el bosque y me voy sintiendo cada vez mas libre, noto que la presión de mis hombros va cediendo y me dan ganas de correr.
Cada vez mis piernas van mas rápido; llego resoplando hasta la laguna que hay en el centro del bosque, esta suavemente iluminada por la luz de la luna y veo un pequeño grupo de luciérnagas cerca de la orilla.
Oigo un pequeño ruido detrás de mi y me sobresalto, me giro y le veo apoyado en un árbol, parece inmenso en mitad de la noche y mi corazón se acelera sin motivo aparente. Da una última calada a su cigarro turco antes de tirarlo y mirarme.
-¿No estarás pensando en huir de nuevo?- Se va acercando lentamente hasta mi.
-No- Parece que tengo los pies anclados al suelo.
-Lastima- Llega hasta mi, levanta su mano derecha y acaricia suavemente mi cara- me gusta perseguirte.
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EL AMOR TE PERSIGUE
Romance-¿No estarás pensando en huir de nuevo?- Se va acercando lentamente hasta mi. -No- Parece que tengo los pies anclados al suelo. -Lastima- Llega hasta mi, levanta su mano derecha y acaricia suavemente mi cara- me gusta perseguirte.