Capitulo 8

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Está encima mio, huele mal, me está aplastando y su asqueroso aliento me golpea en la cara, tengo miedo, no se como el borracho de anoche ha sido capaz de encontrarme, me siento desesperada y algo me dice que ahora no vendrán a salvarme.

-¡Estate quieta!

No voy a rendirme sin luchar y forcejeo con todas mis fuerzas, me sujeta por los hombros y me golpea contra el suelo.

-¡¡¡Solana!!!

Le oigo decir mi nombre, eso me confunde, ¿cómo sabe mi nombre? Los forcejeos se vuelven menos intensos y su cara empieza a emborronarse hasta convertirse en otra cara, en la cara de... ¿Rhyfel? ¿Qué esta pasando?

Mi visión deja de ser borrosa y puedo enfocar las cosas a mi alrededor, la habitación esta iluminada por las luces la ciudad que entran por el ventanal , estoy tumbada en una cama que no es la mía, y Rhyfel esta a mi lado sujetándome las manos.

-¿Qué? ¿Qué esta pasando?- me siento sobre la cama, Rhyfel posa una de sus manos en mi cara, la otra sigue entrelazada con la mía, me fijo en que solo lleva puesto un pantalón de pijama,

-Tranquila pequeña, solo ha sido una pesadilla, estas a salvo.

Me lanzo a sus brazos con alivio, le siento acariciarme el pelo y la paz me inunda, me siento tan cómoda y a salvo. Que bien huele.

-¿Tu nunca me harías daño, verdad?- Sus caricias cesan y me aleja para mirarme a los ojos.

-¿De donde demonios has sacado esa idea?- Frunce el ceño y yo me muerdo el labio con nervios.

-Yo...-¿Cómo le digo que de mi madre?

Me rodea la cara con las manos y apoya su frente sobre la mía.

-Solana, escúchame con atención, moriré antes de hacerte daño; yo vivo para amarte y hacerte feliz; sé que igual he sido brusco en algunos momentos pero nunca haré nada que pueda lastimarte - limpia una lagrima que baja por mi mejilla- ahora tranquilízate y cuéntame tus miedos.

-Es que... yo... he oído cosas sobre los cazadores.

Me inunda la vergüenza y escondo la cara en su cuello, pone su mano en mi cuello y me acaricia, siento que el calor va recorriendo mi cuerpo.

-Continúa.

-Cosas sobre...- que vergüenza- ...la intimidad.

-¿Intimidad?

Su voz suena extraña como si... ¡se estuviera riendo!, me alejo de él solo para confirmar mis sospechas, se esta aguantando la risa; le golpeo el pecho y giro la cara con toda la indignación de la que soy capaz en este momento.

-¡No te rías de mi!

-Jajaja, mis disculpas pequeña, pero es que jajaja- le veo reír abiertamente y eso hace imposible que siga enfadada con el- no me puedo creer que me tuvieras miedo por eso.

-Yo no te tengo miedo.

-Y nunca debes tenerlo, y ya te he dicho que nunca haría nada que te dañara y en cuanto a la "intimidad" - se acerca a mi cara y me susurra- me voy a asegurar de que la disfrutes por completo.

Sus verdes ojos están clavados en mi, y yo no puedo apartar los míos; el calor me invade solo de imaginarme el cómo va a asegurarse de que disfrute. Se acerca a mi y su nariz roza la mía, sus labios rozan levemente los míos.

-Ahora a dormir, que es muy tarde.

Se levanta y me da la espalda mientras se dirige a la puerta, antes de la que la cierre soy capaz de reaccionar y le digo.

-Gracias... por todo -se gira y me mira con una sonrisa.

-Nunca debes darme las gracias por nada, hacerte feliz es mi placer.

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La luz del sol se cuela por la ventana y me despierta, la casa esta en silencio; me levanto de la cama y me dirijo al salón, Rhyfel no está, pero veo signos de que ha dormido en el sofá, voy hasta la cocina y tampoco lo encuentro ahí, ¿dónde estará?

Me doy la vuelta y decido darme una ducha mientras espero a que regrese, que bien me siento hoy, el haber hablado con Rhyfel ha sido como quitarme una enorme losa de la espalda y ahora estoy deseando lo que antes temía.

Abro la puerta del baño y lo que me encuentro me deja totalmente bloqueada, Rhyfel esta secándose el pelo con una toalla, está de espaldas a mí y puedo observar su espalda, sus firmes piernas y su perfecto y redondo trasero. Dios que culo.

Estoy totalmente quieta en mi sitio y estoy segurísima de que mi cara está a punto de explotar, veo que Rhyfel gira la cabeza y me mira sonriente.

-Buenos días, ¿Qué tal has dormido?- ¿Cómo puede estar tan tranquilo si está desnudo?

-Adiós.

Huyo del baño como alma que lleva el diablo, me refugio en la cocina y a los pocos minutos llega Rhyfel, ya vestido, y empieza a cacharrear en los armarios.

-¿Tenemos mal despertar?

-No, es solo que no esperaba verte... ya sabes... desnudo, lo siento.

-No pidas disculpas, dentro de poco vernos desnudos será algo normal.

-¿¡Rhyfel!?

-Jajaja perdón, es que ver como te sonrojas es muy divertido. ¿Qué te apetece desayunar?

-Lo que tengas.

Le veo moverse con soltura, no parece incomodo en la cocina, este hombre es todo un misterio para mi.

-¿Siempre has querido ser cazador?

-Nací siéndolo, no tenia opción, pero me gusta lo que hago.

-¿Te gusta matar?- no sé por qué he dicho eso, pero sé que ha estado mal al ver como su espalda se tensa, sigue con lo suyo mientras me contesta.

-No me gusta matar, me gusta proteger a los míos; matar es algo que tengo que hacer y punto.

-Siento la pregunta.

Se da la vuelta y pone un plato frente a mí.

-Come y no lo sientas, tienes dudas, como es lógico y yo estoy aquí para respondértelas.

Después de un agradable desayuno es hora de ir a casa, Rhyfel conduce tranquilamente, sin prisa y yo tengo ganas de que este viaje no se acabe, hoy he descubierto que me gusta mucho estar con él.

Al llegar a casa me acompaña hasta la puerta y me toma de la mano.

-Bueno... mañana es el gran día, estoy deseando que seas mía Solana - dice esto llevándose mi mano hasta su boca y sin dejar de mirarme a los ojos.

Con un valor que no se de donde he sacado, soy capaz de seguir mirándole a los ojos y contestar.

-Y yo deseando que tú seas mío.

EL AMOR TE PERSIGUEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora