Actualidad (III)

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Lo observé, el tenía su cabeza baja.

No por creer lo que me decía, ¿Tanto tiempo había pasado desde el último día que estuvimos juntos?

No le diriji palabra alguna, pase enseguida de él para ir hacia mi habitación, necesitaba salir y pensar.

Me tomo del brazo evitando que pudiera seguir mi recorrido.

—Lo siento....—susurro lentamente y casi creí que era verdad. Casi.

Me solté de su agarre y seguí mi camino, cerré la puerta de mi habitación, cambie mi ropa rápido, agarre cualquier cosa que pensé combinaría bien para mi pésimo estado de humor, sentí que lo que usaba anteriormente era muy alegre para el sentimiento que volvía a crecer en mi pecho.

Tome mis llaves, mi teléfono, audífonos, dinero y finalmente mi cajetilla, cuando abrí la puerta del estaba ahí, observándome con una mirada triste.

El corazón me dió un vuelco al verlo así, quería abrazarlo y darle mimos, eso me trajo viejos recuerdos, no caería en esa melancolía por ahora.

—Solo pon el seguro cuando te vallas.

No deje que me volviera a tomar en un reconfortante abrazo, salí con pasó firme, y con un nudo en la garganta cerré la puerta con fuerza.

Empecé a vagar por la ciudad, sin rumbo alguno, la música invadía mis oídos y sentía que me ayudaba contra el mal sabor de boca que tenía desde que salí de mi departamento.

Mi estómago rugía pidiendo comida, así que llegue a una tienda de provisiones a comprar algo con que llenarlo, para proseguir con mi camino.

Conseguí un sándwich y un jugo, camine hasta un parque cercano y busque un lugar cómodo donde sentarme a comer, divisé un pequeño espacio libre y cuando iba a sentarme un pequeño niño se acercó a mí.

—¿Quieres jugar conmigo?

—No.

—Por fis~

Observé al niño y busque señal de algún adulto que viniera con él.

—¿Dónde están tus padres?

Señaló a lo lejos a una joven pareja que al parecer buscaban algo, o mejor dicho a alguien.

—Debes volver con tus padres, parecen preocupados.

—No— hizo un puchero y se sentó en el pasto, resignada me senté junto a él.

—¿Por qué no quieres ir con ellos?

—Por qué no.

Abrí mi sandwich y empecé a comerlo, el solo me miraba con curiosidad y en el fondo deseaba que sus padres ya se lo llevarán, no estaba de humor para tratar con un niño berrinchudo.

—Mamá solo me trae al parque cuando discute con papá.

—A veces los adultos necesitamos distraernos de los problemas que llevamos encima.

— No quiero que discutan, se gritan y dicen cosas feas.

Lo mire y recordé cuando mis padres peleaban por cualquier estupidez, mis hermanos iban a mi cuarto llorando y se escondían bajo mis mantas mientras les contaba cuentos para alejar el miedo que pasaban en esos momentos.

— ¿Escapaste de casa?

El me miró sorprendido y bajo la mirada tratando de esconder la culpa, ví como juntaba sus manitas en un movimiento nervioso.

—Tus padres han de estar preocupados.

Me acerque un poco a él y le sobe la cabeza, en un movimiento rápido el niño se acercó a abrazarme y sentí como lloraba, me pareció un poco tierno y le abrace de igual manera.

Me levanté con el en brazos y me acerque a la pareja.

La madre inmediatamente me quito al niño de brazos y susurraba muchas cosas al pequeño mientras esté seguía llorando, ahora con la cabeza recargada en el pecho de su madre.

—Muchas gracias, de verdad muchísimas gracias por cuidar a mi pequeño— la madre me veía con total sinceridad y el padre del niño me veía agradecido mientras abrazaba a su pequeña familia.

—Realmente no es necesario que agradezcan, el se acercó a mí—sonrei y decidí hacer lo correcto por el pequeño— no es de mi incumbencia y se que no debería hablar, pero el siente las rupturas que tienen entre ustedes y de alguna manera le afectan de manera negativa.

Ambos padres me miraron con sorpresa y después observaron al pequeño niño que yacía adormilado aún en el pecho de su madre.

Me aleje y di un último vistazo a la familia, algo en ellos me resultaba muy familiar, ignore ese sentimiento y volví al lugar donde estaba sentada comiendo.

El hambre se me había esfumado.

Me puse de nuevo me audífonos y prendí la música, tome un cigarrillo de mi cajetilla, lo encendí y di una gran calada, llenando mis pulmones de ese veneno tan adictivo y tentador.

Mi teléfono reproducía Without me de Halsey, la letra me estaba clavando flechas en el cuerpo, tenía los ojos cristalizados y los recuerdos invadían mi mente, torturandome y recordandome cada uno de los "errores" cometidos con Erick.

Con cada calada que daba a mi cigarrillo, llegaba un nuevo recuerdo, la primera vez que lo ví en la escuela, esas miradas de curiosidad que nos arrojabamos mutuamente, la primera vez que nuestras miradas se cruzaron,  ese momento donde toda nuestra historia comenzó.

No retuve más las lágrimas, deje que corrieran por mi rostro.

Deje que ese sentimiento amargo que me recorría saliera en las sagas lágrimas que derramaba, y el humo de mi cigarrillo favorito.

¿Tensiones?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora