Desde que llegaste. | SaiGenos

III

Genos sentía como su rostro se tornaba caliente, nunca antes había visto a su sensei dedicarle una mirada como esa, además que la posición en que se encontraban era algo comprometedora pero esto parecía no importarle al mayor.

La sonrisa en el rostro de Saitama creció, en su mente sólo podía pensar en lo adorable que se veía Genos, ¿acaso siempre había sido igual de lindo? En verdad se tuvo que contener con todas sus fuerzas.

Tenía tantas ganas de besarlo.

Finalmente decidió ponerse de pie no sin antes acariciar la mejilla del rubio, pasando por su cabello revolviendolo un poco; lo último que quería era asustarlo con sus repentinos impulsos.

¿Que acababa de suceder? Genos estaba estático y Saitama sentía que su corazón latía a mil, ¿hace cuánto que no sentía algo así? ¿en qué demonios estaba pensando?

El héroe se sentó nuevamente frente al televisor viendo disimuladamente al ¿cyborg? Ya no sabía si realmente lo era o no.
Decidió hablar nuevamente para romper el extraño ambiente que se había formado.

- Y dime, Genos.... ¿A qué se debe esta nueva mejora? - Preguntó curioso, en verdad quería saber más acerca de su nueva imagen.

El aludido salió del pequeño trance en el que se encontraba, incorporándose nuevamente sobre el futón y girando su vista hacia el mayor.

- Creo que... Bueno, el Dr Kuseno tuvo una larga conversación conmigo, al parecer estaba preocupado de que perdiera mi lado humano, no quiere que viva sólo por perseguir a ese cyborg y... También nombró algo de conseguir una "pareja" dijo que tal vez debía tener alguien que me hiciera compañía.- Saitama lo miraba atento.- No entendí muy bien eso último, le dije al Dr que no necesitaba de eso... yo no estoy solo, tengo la fortuna de tener a Saitama-sensei conmigo.

El mayor tragó saliva fuertemente al oír estas últimas palabras, al parecer Genos no entendió lo que el Dr quiso decirle.

- Entonces, ¿no estás interesado en buscar una pareja?- Preguntó dudoso ante lo que escucharía.- De por sí ya eras bastante popular entre las chicas.

- En realidad no... yo me siento muy bien actualmente.- Respondió el rubio algo pensativo.

- Ya veo...- Añadió brindándole nuevamente una sonrisa.

Ninguno de los dos dijo algo más al respecto, y un silencio se apoderó del  lugar por unos instantes hasta que el menor volvió a hablar.

- ¿Tiene hambre, sensei? - Preguntó a su maestro viendo que se hacía algo tarde y aún no habían cenado.- Prepararé la cena.

- Así no la tuviera jamás me negaría a algo que preparas.- Respondió enérgicamente, era imposible decirle que no a tal ofrecimiento.

Genos sonrió y se dirigió hacia la cocina, haría ramen, su sensei no era quisquilloso con la comida pero a él le gustaba sorprenderle con una gran variedad de platillos.
Pasados unos minutos, Saitama se encontraba viendo la TV cuando escuchó un pequeño sonido parecido a una queja salir de la boca del rubio por lo que se levantó y se dirigió hacia donde este estaba viendo como el menor sostenía su mano izquierda mirándola fijamente.

- ¿Qué sucede, Genos? - Preguntó el héroe mientras dirigía su mirada a la mano del contrario notando que estaba algo roja.- ¿¡Te has quemado!?- La preocupación y sorpresa se notaban en su voz.

- Tranquilo, sensei, esta nueva piel ha sido diseñada con células madre por lo que sanará como lo haría su misma piel.- Habló tranquilamente para evitar que se preocupara de más.- Sólo que aún no me acostumbro a esto, con mis anteriores brazos metálicos no podía sentir este tipo de cosas por lo que olvidé que no debía tomar la olla caliente directamente... Pero, me siento feliz, me gusta volver a sentir este tipo de cosas.- Terminó de hablar el de ojos ámbar sonriendo levemente con ilusión.