CIEGA OBSESIÓN / ¿AMOR U OBSESIÓN?

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Gabriel no debía conocer de la existencia de Julian. Isidora jamás le hablaría de él. Esa historia era algo de ella, íntimo y personal. No permitiría que nadie se metiera dentro de sus mas preciados secretos. Menos él.

El resto del ensayo para la ceremonia fue sucediendo rápidamente hasta que estuvieron todos los detalles afinados, pero Gioconda insistía en andar corriendo tras el coordinador queriendo dar su opinión con respecto a las flores, o el mantel, o la decoración, etc, etc.

 María la observaba divertida tomada del brazo de su hijo ya a punto de volver a su casa.

 - ¡Te verás preciosa mañana mamá! - le dijo  dándole un beso en la mejilla

- Hijo tu sabes que hace mucho tiempo que no salgo a ningún lado. Estas reuniones me incomodan.

- Pero mamá es poca gente la que vendrá. Ya viste que estarás junto a los padres de Isidora. Tu ya conoces como son.

-Mmm por eso lo digo - refunfuñó María

-No creas que no te entiendo. Pero te pido solo este pequeño sacrificio por tu hijo que te quiere tanto ¿si? 

 Gabriel la abrazó fuertemente mientras salían del salón.

 - Isidora nos espera. Ella te llevará hasta la casa.

- ¿Y tu no irás conmigo?

- No mamá. Debo hacer algo importante ahora. Te veo luego

Isidora ya estaba sentada hacía rato en su mercedes pensando en como le explicaría lo de la foto a su novio.

 - Me la cuidas - dijo Gabriel casi sin mirarla

- Te llamo - respondió ella un tanto asustada por esa reacción de él que, si bien comprendía, no esperaba que se comportara de esa manera  - Gabriel no es tan frío conmigo - pensó mientras lo veía perderse entre los edificios de la ciudad.

 - Es un buen niño - dijo María de repente, sacando de sus pensamientos a Isidora quien conducía a toda velocidad por la autopista.

- Si... lo se - respondió escueta ella

-Siempre soñé con que la mujer que se lo llevara de mi lado lo mereciera

 Isidora la miró de reojo

 -... Y tu no eres esa mujer mijita - terminó de decir María con los ojos vidriosos.

Isidora ahogó una lágrima en su garganta y reprimió un grito de dolor que estaba a punto de salir de su boca.

- Se que no lo amas - continuó diciendo María, mientras miraba por la ventanilla del auto que ya se iba acercando hasta su población - No lo mereces... pero él te ama con locura. Como su padre me amaba a mi, como yo lo amaba a él...

Isidora detuvo el vehículo y apagó el motor sin mirarla.

- Esos amores mijita, se ven sólo una vez en la vida y... ¡cómo duele cuando se van! - María enjugaba unas rebeldes lágrimas que salían de sus ojos negros.

Isidora intentaba mantenerse firme apretando las manos sobre el volante.

- Entrego en sus manos la felicidad de mi único hijo. Intente conocerlo. No se obsesione con el pasado. 

 Isidora giró la cabeza para mirarla de frente.

 - ¿Qué sabe usted? - preguntó angustiada

- No tengo que saber nada... ¿o si? - respondió María desde el portal - Que le vaya bien. Maneje con más cuidado mire que quiero conocer a mis nietos.

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