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La mañana siguiente mis nervios y ganas por no asistir a clases eran mayores que el día anterior y ya no solo se debía a la rivalidad entre yo la chica nueva estereotipo de Mérida y la más popular la chica de último año estereotipo de Barbie, habí...

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La mañana siguiente mis nervios y ganas por no asistir a clases eran mayores que el día anterior y ya no solo se debía a la rivalidad entre yo la chica nueva estereotipo de Mérida y la más popular la chica de último año estereotipo de Barbie, había algo más en mis nervios que poco a poco fui identificando.

Ese día un amigo de Breth me llevaría, alguien quien no conocía sin embargo se convirtió en un gran amigo con el pasar el tiempo, tan solo era tres mayor y ese factor hizo relacionarnos mejor, aunque cursaba su último año. Su nombre es Evans, Evans Matías Rodríguez Altamirano, un chico muy simpático un tanto risueño, contador de las mejores historias de terror, jugador aficionado de póker y a decir verdad guapo tez blanca, ojos miel, cabello rubio y con un buen trabajo cuerpo.

-Heydel ¿crees que sobrevivirás la secundaria?. Pregunto chistoso, mientras conducía rumbo a la escuela.

-eso espero. Conteste firme como Beth me enseñó.

-me agradas. Desvío su vista de la carretera y me observo por dos segundos. -tienes agallas chica. Pude mira la sonrisa tras el espejo delantero.

-sabes, siempre me ha gustado ser alguien valiente. Confesé.

-pocas personas lo intentan.

-si.

Luego de esa pequeña conversación ninguno toco algún tema, el silencio que se introdujo no era incómodo si no más bien un tanto inquietante para estar los próximos minutos en un auto con una persona que apenas comenzaba a conocer, el resto del trayecto lo pasé ida observando tras la ventana, en algunos momentos sentí la mirada de Evans sobre mí tal vez asegurándose de que todo fuera bien conmigo, al llegar al instituto ambos salimos atrayendo la atención de los presentes como esperábamos.

Punta, tacón paso lentos y espaldas firmes sin mencionar palabra hasta llegar a las instalaciones.

-sabes el otro día Breth dijo que tú cambiarias los estándares baratos de la sociedad acostumbrada a la desigualdad. Actuando normal habló, pareciendo que nos conociéramos de años.

-A sí. Dije con un poco de interés.

-Si. Me miró. -créeme ese chico no se equivoca.

-¿Y tu que crees?. Pregunte para cambiar un poco el tema.

- ¿yo?. Asentí. -Pues que si no los haces cambiar de opinión, al menos harás intentado, y eso servirá para cuando te hallas ido dejando de legado una lucha por ser aceptados tal y como somos.

Ese día medí cuenta de que Evans no era tan desigual que Beth en la manera de pensar. Ambos compartían un modo semejante de comentarios ante cualquier conversación dada, de alguna manera me pareció fascinante conocer dos individuos nada parecido físicamente hablando, pero si tenías una agradable conversación o discusión defenderían la misma causa. Hoy en día al recordar esa vaga conclusión apenas conviviendo unas horas con él, pienso no es necesario toda una vida cerca de alguien para conocerlo.

Las Cartas que nunca recibí...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora