Cumplir un año más no es algo qué realmente me emocionara sin embargo, mis concurrentes padres en comparación, eran un manojo de regocio ante lo tal, se empeñaban que fuera festejado a lo grande como si se tratase de una quinceañera, no obstante mermaba un año para dicha celebración.
La razón por que lo menciono, es por
que justo ahora los tengo frente hablando sin cesar de la organización de lo sudicho, globos, pastel, decoración, me quede en delicioso almuerzo; papas fritas, una amplia selección de carnes terrestres, ensalada fría, arroz, pan, y té de frutas. Amo esa combinación, se me hacía agua la boca al imaginar ese manjar servido para mi.-y bien ¿qué te parece? Dijo mi padre, volviendo me en si.
-todo esta bueno, pero como les he dicho no quiero algo grande, quiero seguir la tradición.
-puedes hacer las dos, vas al cine y al regresar la pequeña fiesta.
-ok. Dije para dejar el tema de un lado e ir hacer los deberes escolares.
Fue así como los siguientes días, tenía unos padres acelerados, de aquí para allá, cotizando precios, valorando calidad, cantidad, marcas, etc. todo para darme lo mejor. Se les hacía fácil organizar eventos, por que aparte de ser ingenieros, tomaron un curso de organización de eventos, y realmente eran buenos en ello. Amo su trabajo y la dedicación que le ponen a cada una de sus labores, si ellos aceptaban organizar un evento, o la construcción de algún edificio, era por que les parecía un reto o les gustaba el
y añoraba tener la misma pasión hacia mi trabajo.Cuando finalmente el calendario marcaba 27 de octubre, la alarma con revordatorio lo gritaba, las sorpresa no tan sorpresa, cantanban que finalmente mi cumpleaños habia llegado, mis progenitores entraron para despertar y saludarme, con la típica canción de cumpleaños, estaban muy felices.
-Felicidades hija. Dijieron al unísono.
-gracias.
-alistate y baja a desayunar. Dijo mamá.
-bueno. Contesté.
Ambos me abrazaron una vez más para salir de mi dormitorio y dejarme sola, di gracias a Dios por un año más, y fui a tomar una ducha, al cabo me vestí, el atuendo que llevaba lo elegí la noche anterior, un pantalón holgado color caqui, camisa cuello de tortuga, manga 3 cuarta color negro, una chaqueta de cuero blanca, y finalmente botines negro. Mire una última vez mi reflejo en el espejo, lucia genial, los 14 me sentaban bien, o eso quería creer, había madurado, aprendiendo, crecido, estos meses han sido verdaderamente radicales, no era la misma y eso esta confirmado.
Baje al comedor, mis padres ya se encontraban sentados, pero sin a ver probado los deliciosos panqueques hechos por mamá, hasta que yo me senté disfrutamos de ese manjar.
-mi pequeña está creciendo. Dijo mamá casi llorando.
-eso me recuerda que debo cuidarla aún más.
-papá. Refute por lo que ha dicho.
-he visto como te miran. Mamá le pegó en la mano para que dejará el tema, y gracias a Dios lo hizo.
Termine de desayunar y subi por mi mochila, porque si hay clases, es miércoles, y para el colmo tengo prueba de matemáticas, tome mis cosas y escaleras para abajo me encontré a Evans charlando con mis padres, los cuales al verme hicieron silencio, no le presté atención a que se debía, me limité a sonreír.
-felicidades Heydel. Dijo Evans formando un abrazo, al que correspondí.
-gracias.
-bueno jovenes a estudiar. Ordenó mamá, logrando que nos separemos.
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Las Cartas que nunca recibí...
Short StoryLas cartas que nunca recibí. Punta, tacón. Ella no es la chica nerd, Él no es el chico popular, pero es un amor que empieza en la secundaria, aún que por las circunstancia de la vida pasan años, meses, sin verse, sin saber del otro, pero un día él...