Capítulo 2

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A la salida había muchos chicos en el estacionamiento, Elle venía a mi lado, me preguntaba, como habrá sido la llegada de Elle, digo, gracias a que me toco alguien como ella, pero a ella ¿quién la habrá recibido?

— Oye... ¿quieres que te lleve? –pregunte y ella me sonrió.

 ¿quieres que te lleve? –pregunte y ella me sonrió

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— ¿Hablas en serio? –preguntó y yo asentí.

— Si, si no, no te lo hubiera preguntado, mira ese es mi auto –ella al verlo se sorprendió.

— Sé que dijiste que no era nuevo, pero sí parece –yo negué con la cabeza y saque las llaves, un ruido algo alto se escuchó, lo que hizo que muchos voltearan.

— Si, algo –le abrí la puerta, ya que eso me enseño mi papá y ella lo agradeció.

En el camino me dijo que necesitaría comprar varios cuadernos y algunas cosas que venían en la lista de útiles que no vi, hasta que ella me dio la suya.

— Elle, ¿sabes dónde puedo conseguir todo esto? –pregunte y ella se quedó pensado.

— Cierto, no sabes ni por donde... ¿quieres que te acompañe?, mi mamá sigue en el trabajo, sale hasta noche –la mire y sonreí.

— Si no te molesta, es que de verdad no tengo ni idea –ella asintió y encogió los hombros.

— Da vuelta a la izquierda, pasas dos calles y llegamos a la papelería –hice lo que ella me dijo y no tarde nada en ubicar la papelería pues era un edificio grande.

Compre libretas, una mochila más grande, ya que al ver la mía a comparación de todo eso, creo que no serviría de mucho, lápices, plumas, corrector, plumones, colores... todo eso ya estaba tachado de la lista, solo faltaban dos cosas importantes... los libros, pero eso los compraríamos en la librería y una bata de laboratorio, en mi antigua escuela te las prestan, pero aquí no.

Elle me dio la lista de libros, la señorita de la librería ya tenía hecho el paquete por así decirlo, así que fue muy rápido esa parte. Después fuimos a una tienda de cosas de laboratorio y compramos mi bata, me quedo grande, pero era la única que había, Elle me recomendó que de una vez comprara los lentes protectores ya que nos lo iban a pedir pronto y pues así lo hice.

— Elle, ¿conoces un buen restaurante que mi estómago ruge de hambre? –pregunte y ella se puso a pensar.

— ¿Cerca de aquí?, mmm... oh sí, es una pizzería, está a la vuelta de esta calle –respondió.

— Bueno... hoy comeremos pizza, delicioso –respondí y ella rió.

Una vez en la pizzería le dije a Elle que eligiera por mí, ya que yo no sabía cómo funcionaba esto, al poco rato una señorita nos trajo las bebidas, ella tomaba una Coca-Cola fría y yo un refresco de manzana.

La chica de las rosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora